Es solo odio
No, no es de impunidad de lo que se está hablando en los foros de la derecha española. Se habla de odio, sin medias tintas ni eufemismos.
Tampoco es de impunidad de lo que hablan algunos antiguos nombres prominentes de la izquierda. No, hablan también de odio.
Mal está que quienes son incapaces de diferenciar una ley de un prospecto de aspirinas se manifiesten en contra de una ley que ni tan siquiera se ha redactado. Estos basan su oposición también en el odio inducido o congénito y poco importan los argumentos.
Lo peor, es que quienes sabiendo muy bien lo que es una ley, lo que es la amnistía y lo que es la impunidad, pretendan ocultar su odio con absolutas vaguedades y falsedades, como que se rompe España, se rompe la convivencia o se declaran inexistentes delitos terribles.
Si hablamos de impunidad, deberíamos hacer un breve repaso sobre las impunidades sangrantes que hemos sufrido en España durante la democracia.Y hablo solo de quienes siguen vivos y coleando.
La impunidad de quien siendo presidente del gobierno no se enteró de que en su entorno más íntimo se estaba fraguando un grupo de chapuzas asesinos llamados GAL y por lo que pagaron con cárcel algunos altísimos cargos. O que no se enterase de qué hacía su hombre de confianza en la Guardia Civil, o de que el hermano de su vicepresidente, también muy parlanchín, tenía un despacho en una administración pública para hacer negocios privados. De todo aquello y mucho más, no se enteraron en absoluto y sigue impune.
O la Impunidad de quien siendo presidente del gobierno participó de la mayor infamia criminal que se recuerda, declarando una guerra ilegal basada en mentiras descaradas y por las que todos han pedido perdón menos éste sinvergüenza que va dando lecciones urbi et orbe y que fue responsable directo de una guerra con miles de muertos.
O la impunidad de quien siendo presidente del gobierno no fue capaz de averiguar dónde fueron los miles de euros de la cuenta B de su partido con un apunte que decía M. Rajoy. O la impunidad por haber permitido por omisión e inutilidad profunda, que en Cataluña se celebrara un referéndum ilegal y que el responsable se fuera de España sin problemas. O que todo su partido se viera envuelto en la mayor corrupción que se recuerda, con condena judicial incluida.
O la impunidad de quien vivía en una charca llena de ranas y que no se percató de que todo a su alrededor estaba podrido y que uno a uno iban cayendo todos sus colaboradores más cercanos, pero que ella, aquella presidenta de Madrid, no sabía nada. Ahora encabeza manifestaciones.
Por no hablar dela impunidad más sangrante. La del ciudadano ejemplar que, siendo jefe del Estado, durante años utilizó su cargo sanguíneo para hacerse rico con comisiones y negocios turbios y defraudando a Hacienda mientras el Estado (todos los españoles) le pagaba sus caprichos, incluidas las putas de lujo.
Por cierto, tampoco se enteraron de esto todos esos expresidentes que ahora tanto cacarean de impunidad.
Y les aseguro que podría seguir hablando de la impunidad de muchos de los que ahora tanto claman contra la amnistía.
Pero a esta gente no le hizo falta amnistía ni indulto para irse de rositas de sus muchas tropelías. Bastó con tener un poder judicial cómplice, bien adiestrado y recompensado.
En definitiva, que aquí nadie habla de legalidad ni de justicia, aquí unos y otros solo hablan de una cosa, de odio. Del odio al PSOE, a Pedro Sanchez y a los catalanes. Unos participan de todos los odios y otros solo de uno, pero odio al fin y al cabo.
¿Cuál es tu reacción?