La nueva inquisición

La nueva inquisición
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La Inquisición estableció en los pueblos y ciudades un estamento conocido como los Familiares del Santo Oficio, que no eran otra cosa que unos informadores o espías, podíamos perfectamente llamarles chivatos, que informaban de todo aquello que pudiera ser de interés para la institución. Así los Familiares, a cambio de dinero y prebendas, vendían a sus vecinos por causas tan graves como quitar el mal de ojo, el adulterio, la prostitución, etc. Posiblemente nunca habría estado mejor utilizada aquella frase bíblica de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

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Algo parecido nos ocurre hoy en día con la sociedad digital, toda vez que es la tecnología quien ha puesto en manos de todos nosotros una serie de herramientas, que si bien pueden ser muy útiles en determinadas circunstancias, también son un peligro público en lo que refiere a la convivencia entre los ciudadanos, me refiero a las redes sociales.

La redes sociales son ese escaparate abierto al mundo veinticuatro horas al día, donde cualquier usuario puede convertirse en una persona nueva, mostrar una second life o segunda vida, y crear a su alrededor un mundo virtual, al que la mayoría de las veces le visten de un excesivo idealismo y que no en pocas ocasiones nace de la frustración del propio individuo.

En ese universo de las redes sociales nos podemos encontrar absolutamente de todo. Aquellos sujetos que viven vidas maravillosas, viajes de ensueño, copiosas comidas, risas, muchas risas, y que cuando rascas y rascas en los personajes, no son tan diferentes a cualquiera de nosotros, con los mismos problemas o inquietudes; con las visitas a sus padres a las residencias; con la preocupación por los hijos; con la inquietud por los trabajos, etc., sin embargo, en esa ventana abierta lo importante es que el resto piense que tú mundo es maravilloso y excepcional.

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Así mismo las redes sociales permiten a otros personajes, esconderse tras un perfil anónimo, y ahí también encontramos similitud con aquellos Familiares del Santo Oficio. Estos enmascarados digitales sin filtro, se suelen envalentonar, y lo mismo te pueden acusar de la muerte de Manolete, como insultar por dar tu opinión libremente.

Y no digamos nada si entramos en temas tan viscerales como fútbol o la política, entonces es mejor coger el terminal y lanzarle directamente por la ventana.

Esta es la nueva inquisición, la que en definitiva estamos formando todos nosotros, la que desconoce lo que es la discrepancia desde el respeto, la crítica constructiva, el escuchar, analizar, recapacitar y contestar…, antes de la inmediatez del insulto fácil.

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Es duro acostumbrarse a que por una opinión de poco más doscientos caracteres te califiquen de manera despreciable, como si te conocieran de toda la vida.

Nuestra sociedad actual es mucho menos respetuosa y bastante más soez que la de hace unas décadas atrás. Ese estrés crónico por la inmediatez en la contestación, que distorsiona el mensaje sosegado, le venimos adquiriendo como sociedad de las redes sociales.

Como sociedad no podemos estar parados y a la nueva inquisición nacida de la intransigencia, le vamos aplicar, para acabar con ella, algunas porciones equilibradas de mesura, tranquilidad y respeto. Manos a la obra, que trabajo tenemos por delante.

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