Cuando Cabezas de Herrera Pérez era Pérez Cabezas de Herrera
Esta semana se ha hecho público que el talaverano Miguel Ángel Cabezas de Herrera Pérez ha sido nominado secretario general de la Consejería de Agricultura. Un cargo que le llega a los 65 años de edad, cuarenta después de que comenzara en la política. Este abogado, curiosamente, se crió en los pechos de la derecha, pero fue fichado por el PSOE.
Fue el expresidente José Bono quien en 1994 le convirtió en Síndico de Cuentas y, ahora, Emiliano García-Page lo designa para esta última misión. Miguel Ángel ha sido uno de los políticos mejor considerados por la prensa talaverana. Tal vez porque era un hombre que daba muchas facilidades para la tarea informativa, pero también porque él mismo era un foco noticiable.
Estaba llamado a ser el líder de la derecha en la Ciudad de la Cerámica, pero no pasó de ese edil terrible al que le respetó más la izquierda que sus propios partidos: AP, primero, y PP, después. Parecía que iba a renovar y poner en valor una derecha rota, desunida y que no se recuperaba de las sucesivas derrotas electorales que padeció.
La extinta UCD obtuvo la mayoría de los votos –diez concejales- en las primeras elecciones municipales, pero el pacto PSOE-PCE-PTE hizo que la Alcaldía la obtuvieran los socialistas y, de paso, tras su gobierno reducieron la presencia de los comunistas e hicieron desaparecer al PTE, aunque uno de sus ediles –Víctor García Galán-se pasó al PSOE.
El candidato más votado en estos comicios fue Martiniano Blázquez y todo hacía presagiar que se convertiría en el líder de AP tras desintegración ucedista. Pero no fue así, Blázquez ocupó el número cuatro en la lista y el uno fue para letrado de 25 años de edad. Comenzaba la carrera política de Miguel Ángel Pérez.
El PSOE en esta legislatura 1983-1987 obtuvo la más amplia mayoría de su historia. Contaba en su candidatura con gente experta, que ya sabía lo que era gobernar. Pero Miguel Ángel no se achicó y dejó su impronta en el viejo salón de plenos. Enervó muchas veces al equipo de Gobierno, creó varios titulares de prensa y en los corrillos políticos no cesaban de comentarse el nombre con el que le bautizó el ya fallecido alcalde Pablo Tello: ‘pequeño nazi’.
Desde la oposición se convirtió en el niño terrible para el Gobierno, pero tuvo la desgracia de levantar envidias entre sus compañeros de partido y éstos le movieron la silla y hasta le acabaron echando de la formación.
Pero antes, fue elegido diputado provincial y en la legislatura 1987-1991 se convirtió en el portavoz del partido en las Cortes regionales. Su labor le valió para convertirse en el candidato del PP para las municipales. Realizó una buena campaña, puso en circulación por primera vez los vídeos y su programa plasmó asuntos tan llamativos como que el entonces Plan General de Urbanismo debería de saltar el río Tajo.
En estos comicios fue derrotado por un PSOE que encabezaba Javier Corrochano, que ya había sido alcalde dos años antes tras la moción de censura a Luis Antonio González Madrid. Y aquí comenzó su penar en el PP, entonces un partido convulso que estaba dirigido por gestoras tanto a nivel provincial como local. No tenía un líder claro y no permitió que lo fuera Miguel Ángel.
Comenzó una batalla interior en el partido contra él y abandonó Talavera para irse a Toledo. Desempeñó su trabajo como funcionario de la Junta hasta que Bono le designó como síndico de Cuentas en 1994. Permaneció en el cargo hasta el año 2014, cuando lo suprimió María Dolores de Cospedal. Y ahora vuelve a la actualidad aquel joven promesa de la derecha talaverana que sus propios compañeros desaprovecharon.
Y para finalizar me referiré al cambio de apellidos. En la época hubo muchas especulaciones sobre este asunto. Creo que lo hizo para tener un buen puesto en una supuesta candidatura al Senado que nunca llegó.
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