Talavera conexión León
El título arriba indicado no tiene nada que ver con una ruta de autobuses o con un nudo ferroviario de alta velocidad, ¡ya nos gustaría!. Me refiero a la conexión que en estos últimos días han tenido las iniciativas sobre las reivindicaciones que han protagonizado por la parte leonesa su Ayuntamiento y la Diputación Provincial, y por la talaverana movimientos como SOS Talavera y algún otro, sobre una modificación de su situación territorial.
En el caso de León su reivindicación a constituirse en comunidad autónoma viene de lejos, desde hace más de cuarenta años, cuando el nacimiento del estado autonómico. Entonces la antigua e histórica región leonesa, antes Reino de León, quedó unida a Castilla con una ‘y’ dejando claro que eran dos realidades distintas: una la castellana y otra la leonesa, de cuyo artífice acusan a Martín Villa, leonés para más señas.
Mientras en Talavera la reivindicación de una provincia segregada de Toledo o, lo más factible, un marco territorial con cierta autonomía reconocido en una reforma estatutaria, como pudiera ser un consejo comarcal no se asienta sobre una base histórica, pero sí coincide con la cuestión leonesa en los agravios que para dichos territorios han tenido sus correspondientes gobiernos autonómicos.
Podemos decir que en Talavera no existe un hecho identitario fuerte comparado con León y son más las cosas del comer las que preocupan y las que ha llevado a esa desafección ante lo toledano y lo castellano manchego. Tampoco la iniciativa de Talavera tiene el apoyo ni del Ayuntamiento de la ciudad, ni el de los pueblos de su entorno, y digo de su entorno porque unos de los problemas con los que se encuentra Talavera para vertebrar dicha reivindicación es su ámbito territorial, pues no queda claro hasta donde llegan las llamadas comarcas de Talavera.
Mientras que a la reivindicación leonesa se han sumado más de sesenta pueblos de León, la mayoría gobernados por el PSOE y UPL (Unión del Pueblo Leonés), la Diputación de León, gobernada por el PSOE y la UPL y algún ayuntamiento de las provincias de Zamora y Salamanca, en el caso de Talavera los grupos políticos mayoritarios en su Ayuntamiento ni están ni se les espera. El miedo a enseñar la patita es palpable. En el PP con una Alcaldía inesperada, ni a soñar que se hubieran echado, aun siguen sumidos en una nube; y en el PSOE cada uno intentando no descolocarse en el séquito de Page. Es decir, en ambos partidos, sus dirigentes talaveranos no se salen de la obediencia debida exigida desde Toledo.
Para lo que sí ha servido la iniciativa leonesa, al ser coincidente en el tiempo con la talaverana, es para dar más visibilidad a ésta última, pero queda claro que sin apoyo político y solo en manos del empuje ciudadano pocas o nulas posibilidades tiene de ser tenida en cuenta en una supuesta reforma del Estatuto de Autonomía.
Un guiño a Talavera por parte del gobierno regional con la creación de un consejo comarcal a imagen y semejanza como el existente en la comarca leonesa de El Bierzo, solo se conseguirá con la presión de los votos o de la sociedad de Talavera y su entorno.
Falta mucho por hacer, pero no se llega a ninguna meta sin esfuerzo ni constancia. Los leoneses llevan cuarenta años en ello y como una gota malaya van dejando una huella más allá de Castilla y León, mientras en Talavera aún están cayendo las primeras gotas.
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