Vergüenza imperdonable. Una oportunidad perdida
El próximo mes de febrero de 2024 se cumple el cuarto centenario de la muerte de uno de los más insignes talaveranos que ha dado la historia, el jesuita padre Juan de Mariana.
Una fecha que cualquier ciudad o pueblo hubiese considerado como una enorme oportunidad para poner en valor no solo el legado del hijo ilustre, sino aprovechar para publicitar la ciudad que lo vio nacer. Cualquier pueblo o ciudad, menos Talavera.
Seguramente muchos talaveranos ignoren la dimensión humanista y filosófica de Mariana y muchos creerán que no es más que una estatua frente al ayuntamiento o el nombre de un Instituto de Secundaria. Entre estos que ignoran la dimensión de nuestro más ilustre paisano están los dirigentes sociales, políticos, económicos y culturales de Talavera.
Todos esos que sacan pecho talaverano, izan banderas a cuál más grande y proclaman una épica vetona falsa y estúpida, nada saben, nada dicen, nada hacen en una fecha tan significativa como la del centenario de la muerte de Juan de Mariana. Luego, con llorar y decir que Toledo nos discrimina, tendremos bastante
La figura del Mariana debería llenarnos de orgullo a todos los talaveranos, no solo por ser un referente imprescindible entre historiadores y juristas con importantísimas aportaciones a la ciencia histórica, al derecho natural y a la filosofía, sino además por su gran influencia en hechos de trascendencia universal como al Revolución Francesa.
Pero además es una figura que debería contar con un homenaje de Estado, pues como digo, su legado es de enorme relevancia para la historia y el pensamiento de España. Sin embargo, ésta efemérides pasará sin pena ni gloria.
Talavera, la ciudad que lo vio nacer, hará gala de la mayor mezquindad que se pueda imaginar hacia su propia historia y hacia uno de sus más importantes hijos. Es de vergüenza que no haya nada previsto, que nadie se haya percatado de esta fecha, de la que yo mismo hablé hace ya dos años en un artículo.
Asumo la parte de culpa que me toca por no haber insistido más en la necesidad de organizar un año de actos dedicados a la figura de Mariana y a su obra, pero ya no sirven los llantos. Ahora toca meter la cabeza bajo las piernas y morirnos de la vergüenza.
A todo el que quiera aproximarse mínimamente a la figura de este hombre que ahora desdeñamos, ignoramos y despreciamos con absoluta desfachatez, les recomiendo que se lean el magnífico elogio que de él hizo el historiador Antonio Ballesteros ante la Real Academia de la Historia, en el tercer centenario de su muerte, precisamente.
Talavera y los talaveranos mostramos nuestra ingratitud y nuestra ignorancia cuando elevamos a mediocres insufribles mientras olvidamos a los que de verdad fueron y son grandes.
¿Cuál es tu reacción?