Pedro Sánchez hace lo correcto
El Presidente del Gobierno ha movido ficha en el dislocado tablero político armado después de las elecciones del domingo. La decisión tomada, la disolución de las Cortes, adelantando las elecciones generales es una maniobra inteligente y razonable desde el punto de vista de las esperanzas socialistas en reparar la avería producida por el crecimiento del Partido Popular y el hundimiento de Podemos.
Pedro Sánchez, al tomar esta decisión, ha creído encontrar la solución dando respuesta a varios problemas: El primero identificado es que no puede alargar la vida del gobierno de coalición sin dañar aún más las expectativas electorales. No habrá presupuestos para 2024 ni nuevas leyes que aprobar con el consenso de unos partidos (los que han sostenido al gobierno de coalición) que tienen como horizonte no verse arrastrados a la derrota en sus territorios. Además, acorta el ruido mediático que no iba a tomar otro camino que el de ningunear a un gobierno calificándolo como ilegítimo por no convocar elecciones anticipadas.
El segundo y no menos importante es aprovechar el bajón de Unidas Podemos para amarrar la vieja política del voto útil que ha empezado a resucitar en ayuntamientos y comunidades autónomas. La parte morada del gobierno ya no es rentable políticamente. La coalición Unidas Podemos ha quedado tan debilitada que ese llamamiento al voto útil puede resultar positivo. El adelanto impedirá la consolidación del proyecto Sumar que tanto ha retrasado Yolanda Díaz. Ahora habrá prisas y las prisas no son buenas consejeras. Yolanda Díaz puede ser la primera víctima de esta decisión.
Seguimos: El adelanto coincidirá con las negociaciones para formar gobiernos en ayuntamientos, diputaciones, cabildos, comunidades autónomas, etc. Estas negociaciones que tienen como principal beneficiario al PP impedirán que los nuevos gobiernos tengan tiempo de apoyar a Feijóo en su camino hacia la Moncloa y harán muy visible el enorme poder adquirido por Vox que ya no tiene impedimento para pedir lo que crean necesario. De ellos depende la consolidación de la imagen del PP vencedor.
Y, por último, deshace las conspiraciones de pasillo que ya piden nueva cara electoral al frente del Partido Socialista. No han pasado ni 24 horas cuando ya los más avispados han señalado al culpable y han empezado a enredar con la sucesión.
En resumen, Pedro Sánchez pone en marcha lo que él cree que es la mejor solución: acabar con un gobierno agotado, alejarse de Podemos, recoger el voto útil, reivindicar la moderación frente a los pactos PP-Vox y dejar sin campo de juego a los teóricos de la sucesión en el cartel electoral.
Veremos.
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