El trabajo
Esto del trabajo tiene su aquel. Desde pequeño yo ya tenía cierta controversia con tan plausible labor, por un lado estaban mis padres, a los que veía siempre trabajado, y por otra estaba el cura del pueblo, que me tenía de monaguillo, y al que veía que tenía un trabajo de un par de horas muy llevadero.
Este último nos decía que el trabajo era un mal divino que Dios nos había dado por haber pecado en el paraíso, en cambio a la entrada de la casa parroquial se leía la siguiente frase en latín: Ora et labora. Tanta rotundidad me hizo creer que el cura de tanto orar había conseguido poco a poco acercarse al paraíso en esto de currar, en cambio mis padres orasen no orasen el trabajo no menguaba en el afán de sacar a la familia adelante.
Y así aprendí que había diferentes tipo de trabajos y de trabajadores y que a veces es el trabajo el que hace al trabajador, pues aquel dicho de que “eres más vago que la chaqueta de un guarda”, no significaba que todos los guardas fueran vagos, sino que el trabajo de guarda podría incitar a la vagancia.
Tras estas primeras lecciones vinieron otras, como saber que tras un trabajador había alguien que necesitaba de sus servicios y que a su vez ejercía de jefe, quien la mayoría de las veces utilizaba al trabajador estirándole como una goma con tal de aprovecharle al máximo y ahorrarse contratar más mano de obra. Había descubierto la explotación laboral.
Ya en el instituto, años más tarde, aprendí que de la injusticia de la explotación laboral surgió el movimiento obrero, la lucha de clases y la defensa de los derechos de los trabajadores, y como consecuencia de todo ello se celebra el 1 de mayo el Día Internacional del Trabajo.
Sin embargo en los últimos años tanto el trabajo como las relaciones laborales han sufrido tantos cambios que incluso se ha podido distorsionar el significado de esta fecha, su celebración y su carácter reivindicativo, algo que también ha sido propiciado por el desafecto de la ciudadanía con las organizaciones sindicales por su alejamiento con la sociedad.
El mercado laboral, presionado por las empresas y su externalización de servicios, ha hecho que aumenten considerablemente los autónomos, a muchos de los cuales les visten de emprendedores y a los que su dispersión reivindicativa les impide defender sus derechos laborales tal y como lo harían si fueran trabajadores por cuenta ajena.
De la misma forma surgen otras formas de trabajo que también debilitan la defensa y reivindicación de los derechos laborales, como por ejemplo el teletrabajo o la temporalidad que aún existen aunque sean llamados fijos discontinuos. Con estas nuevas formas laborales las empresas, entre otras cosas dicen que los trabajadores pierden el sentido de pertenencia hacia ellas, del mismo modo, ese mismo sentido de pertenencia también le pierde el trabajador con relación a su colectivo laboral.
Es indudable que en los últimos años se ha avanzado muchísimo en derechos, como en lo referente a la no discriminación laboral, el aumento del salario mínimo o los derechos de conciliación laboral y familiar, pero existen aun retos importantes por conseguir que solo serán posible en tanto todos los trabajadores tengan conciencia de lo que son: trabajadores y que defender un trabajo estable, unas mejores condiciones laborales y sobre todo un sueldo digno, en función a las capacidades de cada uno, es la base del progreso de la sociedad en su conjunto. Parafraseando a la peli: sin curre no hay paraíso.
La relación prestación de servicios, retribución económica, se puede disfrazar de muchas formas, pero en esto no hay atajos. Hay empresarios que repiten constantemente que sus trabajadores son el mayor capital de sus empresas, pero para los trabajadores un salario digno y una estabilidad en el empleo es el mejor capital para sus familias.
Que con el puente del 1 de mayo no olvidemos el significado de esta fecha, y para aquellos que dicen que el trabajo dignifica, más dignifica un merecido descanso.
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