En el Ayuntamiento de Jarandilla de la Vera
Talavera será presentada este sábado como socio de la Ruta de Carlos V
Talavera de la Reina será presentada este sábado como nuevo socio de la Red de Cooperación de las Rutas de Carlos V.
La cita es este sábado, a las 17 horas, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Jarandilla de la Vera.
Y es que entre el 11 y el 13 de noviembre tiene lugar en el municipio verato la conmemoración de la llegada de Carlos V a al mismo.
Cabe recordar que tras su retorno de Flandes, el gran Emperador, uno de los hombres más poderosos de la historia y nieto de los Reyes Católicos, decidió retirarse a la Vera.
Mientras se terminaba de construír el palacio adosado al monasterio de Cuacos de Yuste, donde finalmente falleció, Carlos V estuvo alojado en el Palacio de los Condes de Oropesa, hoy en día Parador de Jarandilla de la Vera.
Por ello, la localidad organiza todos los años un programa que incluye una gran recreación histórica, ruta por bodegas, conferencia, talleres, teatro, cine, música en vivo, desfile, espectáculo de fuego y animación, además de un mercado renacentista durante el sábado y el domingo.
Red de Cooperación de las Rutas de Carlos V
Talavera de la Reina formalizó su adhesión a la Red de Cooperación de las Rutas de Carlos V el pasado 6 de octubre.
Lo hizo porque por las Tierras de Talavera Carlos V pasó varias veces entre 1525 y 1526 y por incrementar la promoción y oferta turística de la ciudad.
Esta red aglutina a más de 80 ciudades y sitios históricos de los itinerarios recorridos por el emperador entre 1517 y 1557, no sólo de España y Europa, sino también del norte de África (Argelia, Marruecos y Túnez) o de América (Panamá).
La ruta más conocida y señalada es la denominada 'Ruta del Emperador', que transcurre entre Jarandilla y Cuacos, no en vano es el itinerario que recorrió el Carlos V en su último viaje.
Un total de 25 kilómetros por los magníficos parajes de La Vera, con tramos de alguana dureza.
Cabe apuntar que Carlos V no hizo la ruta a pie y no sólo por estar aquejado de gota, una enfermedad muy común de la época y que le martirizó durante sus últimos años de vida.
Lo hizo en muchas partes del trayecto y por su orografía en palaquín o litera, esas sillas de mano cubiertas en las que se desplazaban los ilustres gracias a los porteadores.
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