El municipio se vuelca con sus tradiciones centenarias
El San Antón de Gálvez deslumbra para ser Fiesta de Interés Regional
El municipio toledano de Gálvez ha deslumbrado este fin de semana con la celebración festividad de San Antón.
Una cita muy especial para los galveños y galveñas, de más de dos siglos de tradición que, según explicó el alcalde de la localidad, Manuel Fernández, pretenden conseguir el viejo anhelo de que sea declarada de Interés Turístico Regional.
“Es seña de identidad y de tradición vivida de una manera muy especial en todas las casas del municipio toledano y que penetra en diferentes ámbitos de la cultura”.
El gran día tuvo lugar el sábado, dando comienzo con la celebración de la Santa Misa, procesión y bendición de animales en la Parroquia San Juan Bautista.
El día siguió con un concurso solidario, el de lanzamiento de carretillas a las 13:15 horas organizado por la Ferretería Gálvez y a las 21:30 degustación de productos típicos del cerdo en la carpa de la plaza.
Pero, la verdadera fiesta fue el acogimiento y hermandad que los vecinos llevaron a cabo durante ese día, no solo entre oriundos, al calor de sus lumbres, sino con invitados, nuevos amigos y visitantes.
De esta manera, los galveños, y tras haberse provisto para la noche mágica del sábado de viandas y miles de kilos de lumbre –más de 160 hogueras y 300.000 kilos de leña quemados durante el fin de semana- han disfrutado alrededor del fuego de los avíos del guarro y la típica gastronomía de la localidad: migas, chorizo, costillas, puches, morcillas, guisos de caza menor y caza mayor, dulces típicos, la herradura de San Antón.
Cortejo de Sanantones
Durante la madrugada del domingo el llamativo cortejo de “sanantones”, centenares de galveños de todas las edades y condiciones se vistieron de “sanantones”.
Este llamativo disfraz consiste en ocultar el rostro, cuerpo, manos, pies e, incluso, los andares y ademanes típicos de cada persona, detrás de unas vestimentas caracterizadas por ser harapos, ropa vieja y ajada complementada, adornados con cencerros, que impiden conocer al disfrazado.
No se habla, ni se toca. Nadie en la noche mágica reconoce al “sanantón” que misteriosamente se ha acercado a su lumbre. Ocultar la identidad es el objetivo de cualquier buen “sanantón”.
Así se ha “recorrido el sanantón”, de lumbre en lumbre, comiendo y bebiendo. Sonrisas, sorpresas, sustos y buen ambiente se ha apoderado de Gálvez durante su noche más mágica.
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