Un acto más para que se declare BIC el Tejidillo y el Traje de Vistas
Navalcán vuelve al Museo de Santa Cruz de Toledo casi cien años después
Navalcán volvió a revivir, el pasado sábado, un acontecimiento histórico al acudir de nuevo -noventa y cuatro años después- al Museo de Santa Cruz de Toledo. Este momento quedó inmortalizado en la fotografía datada en 1929 donde aparecen un grupo de navalqueños ataviados con sus trajes tradicionales en el patio de dicho museo y que el Grupo Folklórico Revolvedera ha vuelto a evocar la escena.
El motivo de esta rememoración ha sido la presentación del libro ‘El Traje de Vistas. La Indumentaria Tradicional de Navalcán’ de José Luis Sánchez, editado por el Ayuntamiento de Navalcán. La razón fundamental de este evento ha sido la solicitud en vía de que se incoe el expediente para que el Tejidillo o Acolchado y el Traje de Vistas de Navalcán, sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
El Tejidillo o Acolchado de Navalcán es uno de los bordados más señeros y antiguos de la artesanía española. Sus orígenes se remontan a la Edad Media y hunde sus raíces en los bordados egipcios de periodos Ayubí y Mameluco extendidos por la cuenca mediterránea, sigue una ornamentación decorativa relacionada con el mundo copto y esquemas compositivos provenientes de Siria.
Ha sido identificado con el punto dealmorafán citado en los inventarios y textiles reales medievales, de ahí que también se le denomine como tejidillo real. El tejidillo navalqueño sigue la técnica original de entretejido del que deriva su nombre.
El Traje de Vistas de Navalcán destaca entre las indumentarias más arcaicas de España. Este atuendo está íntimamente relacionado con el ritual de boda. Clasificándose en tres tipos diferentes: El Traje de Novia, El Traje de Moza Madrina (especie de dama de honor) y el Traje de Vistas propiamente dicho.
La configuración de esta indumentaria deviene del siglo xviii aunque en algunas de sus prendas perduran trazas de los siglos xiv y xv. En estos trajes podemos encontrar elementos simbólicos y protectores, tanto en sus complementos como en su joyería, exhibición de relevancia social y familiar.
La declaración como Bien de Interés Cultural supondría poner en valor el esfuerzo que el pueblo de Navalcán ha puesto en preservar este legado patrimonial, a la vez que ayudaría en mantenerlo en activo tomando medidas de salvaguarda que fomenten este rico acervo cultural que con tanto amor han conservado los navalqueños.
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