Elaborada por la Asociación Hispania Nostra
Los restos del convento de San Ildefonso de Talavera, en la Lista Roja del patrimonio
EFE - AhoraCLM 
Los restos del convento de San Ildefonso de Talavera de la Reina han sido incluidos, debido al estado ruinoso en el que se encuentran, en la Lista Roja del patrimonio que elabora la Asociación Hispania Nostra.
En la actualidad, lo que queda del convento está abandonado y dividido, por lo que se ha perdido su monumentalidad, ha informado en un comunicado la asociación que cuenta en su lista roja con más de 1.100 monumentos que se encuentran en riesgo de desaparición, destrucción o alteración de sus valores.
Asimismo, ha detallado que el monumento, de estilo barroco y construido en el siglo XVII, vio cómo se derribaban casi todas las dependencias conventuales y las que aún se conservan forman parte de bloques de viviendas particulares o se encuentran en estado de ruina y abandono.
Así, de su máximo esplendor poco queda, puesto que se extendía sobre el Palenque, se construyó el mercado de Abastos y la iglesia pasó a ser un almacén, con posterioridad un cine y, finalmente, fue reconvertida en teatro.
Y es que del antiguo convento de San Ildefonso, además de los restos de la iglesia -el actual Teatro Palenque- se conserva el edificio que hace esquina entre la calle Palenque con la plaza del Padre Juan de Mariana.
Así las cosas, el edificio del convento que aún se conserva ha sido dividido en dos partes: las dos crujías situadas en el perímetro exterior que se encuentran habitadas y en buen estado de conservación; y las dos crujías interiores que cierran el cuadrado del claustro que están abandonadas, donde algunas zonas de la cubierta ya han comenzaron a derrumbarse poniendo en peligro la integridad del resto de la estructura.
Un poco de historia
Hispania Nostra ha recordado que, entre otros acontecimientos, el convento talaverano vivió la expulsión de los jesuitas, el relevo de estos por parte de los agustinos, las desamortizaciones, la invasión francesa y la Guerra Civil.
Además de los usos conventuales y religiosos, el complejo contaba con dependencias dedicadas a la enseñanza, donde los jesuitas instruían a los jóvenes locales.
El edificio es de planta cuadrada, con un patio central a modo de claustro, y en cuya fachada aún se conservan parte de los fingidos que decoraban los muros y ventanas de todo el edificio.
Fue construido en ladrillo y aparejo toledano, también aprovechando sillares de la muralla cercana a modo de cimentación y zócalo en algunos puntos.
La estructura interior, cuenta con elementos de madera y cubiertas de teja cerámica.
En la zona de la huerta del convento, se encuentran varias edificaciones sin catalogar que debieron tener diferentes funciones dentro de las dependencias conventuales y que actualmente se dedican a vivienda.
En el siglo XX hubo en parte de sus dependencias una serrería.
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