En un cartel de los denominados toristas
Galván sale a hombros en la noche que Jiménez bordó el toreo en la plaza de Illescas
Alejandro Lara 
Septiembre es un mes de alicientes para el pueblo toledano de Illescas con sus tradicionales festejos taurinos. A la ya conocida Feria del Milagro de Illescas -allá por el mes de marzo-, Maximino ha ido afianzando año tras año, la fecha de septiembre donde siempre ha conseguido juntar un cartel atractivo para el espectador acompañado de una ganadería de esas que llaman toristas.
El cartel de de la noche del viernes de Illescas volvía a reunir todos estos argumentos; a los que debemos de sumar unos precios muy populares, donde se podía adquirir una entrada de tendido general por tan sólo 20 euros.
El cartel era muy del gusto del aficionado. David Galván, Borja Jiménez y Ángel Téllez. Una terna joven y ambiciosa ante una ganadería de encaste Santa Coloma, Pallarés. Hierro habitual en los últimos años en este festejo. Una corrida seria y bien presentada, teniendo como novedad el horario de esta, a las 22:00 horas de la noche.
David Galván salió a hombros de la cubierta de Illescas y no fue precisamente porque los toros de su lote le embistieran. Sino porque el de San Fernando embistió en los dos y cortó una oreja a cada uno. Un Galván serio y comprometido.
Galván lidió sus más y sus menos con el primero de la noche que estuvo a punto de prenderle en más de una ocasión. Sereno y con buenos mimbres robó muletazos de bella factura al primero de Pallarés. Cortó un apéndice justo por el total de su faena.
El cuarto de la noche -segundo de su lote- tenía una pobre embestida pero Galván a base de oficio fue metiéndolo en la muleta. Le robó varias tandas a media altura y volvió a dejar mucha solvencia en la muleta; muy por encima de su oponente. Una estocada hasta los gavilanes le valdría para cortar una nueva oreja y asegurarse la puerta grande al final del festejo.
Borja Jiménez fue sin lugar a dudas el nombre destacado de la terna. El sevillano cuajó una jornada muy importante sin espada. Y dicen que sin espada no hay paraíso; y lo que no hubo fue una puerta grande para Jiménez, que dejó dos grandes faenas en el albero de la plaza de toros de Illescas.
Jiménez atraviesa un gran momento e Illescas fue partícipe de ello anoche, el de Espartinas trasmite, por momentos, imagen de torero antiguo. Asentado sobre el albero y con las manoletinas clavadas sobre el albero dejó grandes muletazos para el recuerdo.
Un inicio de faena sensacional con un trincherazo para el recuerdo. La faena la basó por el pitón derecho del animal donde toreó profundo y largo. La espada se llevó una oreja de gran peso.
Con el quinto de la noche -segundo de su lote- volvió a dejar otra faena para el recuerdo. Una faena completa de principio a fin. Tanto con la capa como con la muleta.
Con la capa estuvo torerísimo. Ya de salida recitó grandes verónicas al astado y dejó un gran quite con una media hasta la cintura que duró en la eternidad. La faena de muleta volvió a estar cargada de torería de principio a fin. Muletazos encajados y de verdad. La tizona le privó de una puerta grande más que merecida.
El toledano Ángel Téllez logró cortar una oreja al sexto y último que cerraba la noche. Un animal falto en su embestida y donde el moracho tuvo que torear a este a media altura en la muleta.
Téllez estuvo asentado y aseado con el animal, por encima de él. Metió la espada con habilidad y logró cortar un justo apéndice.
Con su primero -que fue devuelto y salió un sobrero de Benítez Cubero- poco pudo hacer; alargó la faena donde no había nada y terminó por aburrir al presente.
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