Cayetano Rivera se cayó del cartel tras el percance sufrido en Tarazona
Ángel Téllez, Cristian Escribano y Ginés Marín sale por la puerta grande de la plaza de Borox
Con suspense, runrun y muchas incógnitas arrancaba pasadas las 19.15 horas de la tarde de este martes la tradicional corrida de toros de la localidad toledana de Borox con motivo de sus fiestas patronales. Y es que hasta prácticamente el último momento no se tenía claro si dicha corrida se iba a dar o no.
A ello se le sumaron los problemas de última hora porque Cayetano Rivera causaba baja en el cartel, tras la fuerte voltereta que sufrió en Tarazona. Por la sustitución de Cayetano llegaron las primeras controversias.
El nombre que aparecía como sustituto de Rivera era el de Esaú Fernández según anunciaban diversos medios y que a escasas horas de la corrida -para ser exactos, una hora antes de esta- emitía un comunicado en redes sociales donde anunciaba que no torearía en Borox por causas ajenas a su persona.
Y es que parece ser que la empresa se frenó en el último momento y ha sido el Ayuntamiento, por medio de su alcaldesa, la que ha tirado la pata hacia adelante, y ha podido darse la corrida programada.
De hecho, los tres primeros toros de la terna, fueron brindados hacia su persona. El primero de ellos, era el toledano Cristian Escribano. El de Esquivias (Toledo) era quién cogía la sustitución de Cayetano. Completaban el cartel Ginés Marín y Ángel Téllez ante toros de la ganadería de Murube.
El nombre propio de la tarde fue el de Ángel Téllez. El moracho tras su paso por Las Ventas y coronarse como triunfador de San Isidro 2022 está rayando a un nivel único. Con un toreo asentado, aseado, y corte clásico. Acompañado de su verdad y su pureza. Cortó un total de cuatro apéndices a su lote y estuvo cumbre en ambos toros.
Toreó francamente bien al primero de su lote que hacía de tercero de la tarde. Un gran toro de Murube que fue aplaudido en el arrastre. Téllez desplegó su mano izquierda con la muleta donde estuvo esbelto al natural y con un corte clásico en los muletazos por abajo. Faena con sabor y gusto que cerró con unas ceñidas manoletinas y rubricó con la espada para desorejar al animal.
Al sexto y último que cerraba la tarde, también le cortó las dos orejas. Téllez se estiró con la capa y dejó vistosas verónicas con una preciosa media a pies juntos para rematar con el capote.
La faena volvió a tener verdad. Verdad tuvo y pureza tuvo también su inicio con la muleta. Donde recitó un trincherazo digno de cartel de toros. De nuevo, la mano izquierda que tiene la volvió a sacar a paseo para hacer las delicias correspondientes, ante otro toro de Murube que se dejó por ambos pitones.
Esta vez la espada no entró de primeras, pero la segunda estocada viajó hacia el sitio. Se tiró de verdad y a punto estuvo de ser prendido por el animal.
El otro toledano, Cristian Escribano, cortó un total de tres orejas de su correspondiente lote. El de Esquivias no se dejó nada dentro y estuvo entregado y con ganas durante toda la tarde. A pesar del poco bagaje que está teniendo este año, a Cristian no se le ha olvidado. Y es que cuando torea, torea francamente bien.
A su primero -con el que abría la tarde- le cortó una oreja. Le recibió con una larga cambiada de rodillas seguidas de un ramillete de verónicas. Estuvo asentado con la muleta a pesar de las dificultades que presentaba el animal que estuvo a punto de echarse encima varias veces. Poderoso en los pases de pecho y acertado con la espada.
Al cuarto de la tarde le hizo un inicio de categoría. Comenzó la faena de muleta doblándose por bajo y le saco a los medios a base de trincherazos. Un inicio bonito, armonioso y torero. Con la muleta se sintió y toreó a placer al de Murube por ambos pitones para cortarle las dos orejas.
Ginés Marín sorteó el peor lote de la tarde. A pesar de ello el extremeño cortó una oreja de cada toro para poder salir de este modo por la puerta grande junto a Cristian Escribano y Ángel Téllez.
Su primero se rajó prácticamente de salida. Tan solo una verónica le pudo recitar Ginés en los medios con la capa. En la muleta huía de lado a lado de la plaza, pero Ginés que pudo tirar por la calle de en medio, corrió de lado a lado para acabar sometiéndolo y metiendo en el canasto.
Por abajo encontró la fórmula y pudo sacarle lo máximo al toro. Que tampoco era mucho. Eso sí, dejó un trincherazo de cartel. Un cañón con la espada para cortar la primera oreja en su esportón particular.
Dicen que no hay quinto malo y este pasó sin pena ni gloria. Otro animal de Murube deslucido y sin muchas posibilidades. Quizás algo más que el anterior. Siendo mínima la diferencia. Y con el mismo resultado artístico: una oreja.
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