Solidaridad vecinal que salvó vidas inocentes durante décadas
Pelahustán recuerda la acogida de niños de la Inclusa de Madrid
El Centro Cultural San Clemente de Toledo ha acogido este miércoles la presentación de ‘Pelahustán. Tierra de acogida’, una iniciativa, apoyada por la Diputación de Toledo para recordar a los niños que llegaron al pueblo desde la Inclusa de Madrid desde 1890 hasta finales de los años 60 del siglo XX.
El diputado de Cultura y Educación de la Diputación de Toledo, Tomás Arribas, junto al alcalde de Pelahustán, Roberto García y el teniente de alcalde y concejal de Patrimonio, Cultura, Educación y Acción Social, Isabelo Herreros, han trasladado los pormenores de este proyecto donde hombres y mujeres del pueblo dieron cobijo y alimentación a niños de muy corta edad para salvarles de una muerte casi segura, ya que más del 90 por ciento de los niños recogidos en la institución fallecían.
Por eso, Tomás Arribas ha destacado que “el objetivo es recordar para no olvidar, porque, a veces, la memoria es frágil, y Pelahustán quiere mostrar a sus vecinos todo lo bueno que hicieron sus antepasados”.
A colación ha añadido que “el Gobierno de la Diputación de Toledo quiere mostrar su orgullo por los toledanos que acogieron a aquellos niños, llamados incluseros, algunos de los cuales siguen vivos y reciben esta propuesta municipal como una oportunidad para recordar y dar las gracias a sus familias de acogida”.
“Pueblos como Pelahustán –ha recordado Arribas-, de poco más de 300 habitantes, demostró una capacidad infinita para mostrarse solidario con quienes más lo necesitaron en aquellos años convulsos de nuestra historia. Las puertas de las casas del municipio no dudaron a la hora de recibir a aquellos niños, creando vínculos duraderos y eternos entre unos y otros, porque en sus primeros años de vida fueron acogidos por una familia que no era la suya, pero que acabaría formando parte imborrable de su existencia”.
Y ha indicado que “esa parte de la historia es la que ahora quiere recuperar Pelahustán, para que no se pierdan en el olvido aquellos años de solidaridad, protección y defensa de la infancia, que convirtió a su pueblo en un ejemplo de apoyo y respaldo a esos niños ingresados en una institución asistencial necesaria, pero carente del amor y el cariñó que las familias de Pelahustán les otorgaron”
Pelahustán. Tierra de Acogida
El alcalde de Pelahustán, Roberto García, tomaba la palabra a continuación para remarcar que lo que el pueblo quiere resaltar, con una exposición y una conferencia a cargo de expertos, es “la historia de las familias que acogieron a esos niños y criaron en sus casas, creando relaciones entre ellos que se recordarían durante toda la vida, convirtiendo a sus pueblos en “Tierra de Acogida”.
El proyecto puesto en marcha por el Ayuntamiento contempla la inauguración de una exposición, que estará abierta al público por espacio de un mes, desde el sábado, 24 de agosto, y el mismo día se reserva para una conferencia de Pilar Rodrigo, Antropóloga de la Universidad Autónoma de Madrid, que dará cuenta de sus investigaciones en este terreno.
Según García, “es la historia de unos niños y niñas que nacieron en la pobreza, con madres solas y con familias que no podían mantener a sus hijos; infancias recogidas por la beneficencia en establecimientos, donde quedarían marcados y estigmatizados por su origen como incluseros”.
“Pero también –continuaba-, es la historia de las familias que los acogieron y criaron en sus casas, creando relaciones entre ellos que se recordarán durante toda la vida, convirtiendo a Pelahustán en la tierra de acogida”.
Ha recordado que entre 1890 y la década de los años 60 del siglo XX, pueblos de Ávila, Guadalajara y Toledo recibieron a esos niños de la Inclusa de Madrid para frenar la altísima mortalidad que se producía en la Inclusa, llegando a ser en algunos momentos de más del 90 ciento de los niños recogidos en la institución.
El alcalde ha recordado que “la crianza en los pueblos es también la historia de la vinculación entre los niños y sus familias, de la creación de lazos de parentesco, de madres que sienten a su hijo como propio, aunque no lo hayan parido, hijos que sienten a su madre como “su verdadera madre”, hermanos sin lazos de sangre, pero con relaciones fraternales mantenidas a lo largo de toda una vida”.
Por su parte, el teniente de alcalde de Pelahustán, Isabelo Herreros, ha comentado que “el pueblo se llenaba de niños que pasaban allí sus primeros años de vida, aunque pocos se quedaban, pues la mayor parte eran devueltos a la institución a la edad de 6 años”.
Ha asegurado que hoy “encontramos que algunos buscan a su familia de crianza, recuerdan el olor de un guiso, el sabor de la leche, los juegos alrededor del fuego del hogar, las prácticas cotidianas grabadas en el recuerdo “Se comía el puchero todos juntos, cada uno con su cuchara” y quieren volver a sentirse parte de la que fue su familia”.
La crianza externa no solo proporcionaba la posibilidad de la vida, también identificaba al niño y recuerdan a los que fueron sus hermanos durante algunos años, en los que mantuvieron unas relaciones muy intensas.
Isabelo Herreros ha llevado a cabo un trabajo intenso de documentación, llegando a registrar a más de 30 niños “incluseros” en el municipio en la década de los años 50 del siglo pasado, tras encontrar documentación al respecto en el Ayuntamiento, lamentando, sin embargo, que un incendio anterior a la guerra civil acabara con muchos de los datos de niños anteriores a esa época.
Las protagonistas de esta historia son mujeres; las integrantes de Junta de Damas de Honor y Mérito que dirigían la institución, las Hijas de la Caridad, monjas que ejercían de maestras e imponían la disciplina, madres que no podían mantener a sus hijos, pero en especial amas de cría de pueblos que criaban a los niños/as en sus familias a cambio de un aporte económico, mujeres que criaron a estos niños integrándolos en sus familias y que en algunos casos acabaron por adoptar a los que cuidaron.
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