El alumno de la Escuela Taurina de Toledo tuvo que marchar a la enfermería
Juan Leal roza la puerta grande y Rafael González cae herido en su toma de alternativa
Alejandro Lara 
Hay días que se escriben en la historia y perduran en el tiempo por la importancia de ese día. La fecha de ayer, era clave para Rafael González, debido a que tomaba la alternativa como matador de toros.
Un cartel de alternativa junto a los matadores de toros Juan Leal y Joaquin Galdós. Aunque madrileño de nacimiento, pero toledano de adopción, Rafael Gonzalez es uno más en la ciudad imperial. El novillero que se crió en la escuela taurina de Toledo estaba muy cerca de cumplir ese sueño.
Pero el dichoso destino se interpuso en su camino, e instantes antes de rematar la faena, resultó corneado por el primero de Fuente Ymbro sin poder matarle y siendo trasladado de urgencia a la enfermería.
‘Pardillo’ se llamaba el toro con el que había sido doctorado por parte de Juan Leal, Rafael González. Brindó a su padre. El de Fuente Ymbro tuvo mucha movilidad en la muleta y lo estaba aprovechando a la perfección.
Templando y mandando de verdad. En ningún momento parecía que llevase sin ponerse dos años en la cara del animal. La cornada llegó en el tramo final de la faena. Iba a cerrar la tanda con unas ajustadas bernardinas cuando el puñal del animal de Fuente Ymbro le iba a atravesar literalmente por debajo de su cadera izquierda.
Quiso seguir y dar muerte a la res bajo un bochornoso mar de pitos. No se tenía en pie y parecía que el uso de la razón no entraba en la gente de su alrededor. Finalmente tuvo que entrar Juan Leal para dar muerte al animal de una estocada certera y González ser trasladado a la enfermería para operarlo.
Juan Leal por lo tanto tuvo que hacerse cargo de cuatro toros. El primero al que mató y posteriormente de segundo, cuarto y sexto de la tarde. Sus mejores pasajes llegaron con el segundo al que le cortó una oreja.
Una meritoria oreja
El inicio fue en los medios y de rodillas. Se puso de pie para continuar ligado al de Fuente Ymbro y se quedó más quieto que un espantapájaros. Pasándolo francamente cerca y con mucha verdad. Acortó las distancias cuando el astado se venía a menos y se tiró a matar arriba entre los dos pitones. Cortando una meritoria oreja.
Hasta el momento Leal tenía media puerta grande abierta y más cuando iba a poder gozar de dos toros más, teniendo que conseguir únicamente una oreja más, para salir por ésta. Pero el premio nunca llegó y no fue por ganas, verdad y arrojo. Con pitos por parte de un sector totalmente incomprensible.
Bien es verdad que el toreo de Leal no tiene que gustar a todos por su manera de exponerse y ese arrojo que hace en la muleta. Pero en el mundo del toro tiene que haber cabida para todo.
En ambos toros su faena fue muy similar. Echando los vuelos y quedándose muy cerca de ellos. En el sitio y colocándose. Pero quizás le faltó un punto más de chispa a los de Fuente Ymbro -sobre todo al cuarto de la tarde, de bella lámina-. Al sexto y último que cerraba plaza pudo haberle cortado una oreja de no haber tardado tanto en caer y llegar a escuchar hasta dos avisos.
A Joaquín Galdós le faltó chispa durante toda la tarde. Quizás estuvo algo frío y en ningún momento se le vio conectar con el público. Con el segundo de su lote sobre todo se sintió muy dubitativo sin saber aprovechar el animal que tenía enfrente.
Le costó mucho enlazar tandas de seguidas y ahí vino la desesperación tanto del torero como el presente. En ningún momento llegó a ligar y estuvo desafortunado con los aceros.
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