Ventura es el gran nombre a destacar en la tarde de rejones en la segunda y última de abono de la Feria de El Milagro, en la localidad toledana de Illescas.
El rejoneador hispano-portugués enloqueció al público presente con una soberbia actuación en el último toro de la tarde, al que pudo cortarle un rabo, si no falla de primeras con el rejón de muerte.
Se repartieron un total siete orejas entre los tres rejoneadores.
Andy Cartagena
Andy Cartagena abrió la tarde ante un animal muy parado de salida y que no le puso las cosas fáciles en ningún momento. Le faltó ese encelamiento necesario al animal. Andy intentó hacer todo a favor del toro y mató bien con el rejón de muerte, para cortar la primera oreja de la tarde.
Mejor en su segundo -qué hizo de cuarto de la tarde-. Mucho más metido en la faena con el morlaco. Hubo momentos de gran emoción, sobre todo cuando quitó las riendas a su caballo, para poner un par a dos manos. Cortó una oreja más.
Sergio Galán
Sergio Galán lidió un buen primero de su lote, que salió muy encelado de salida. Toro con genio que Galán supo perfectamente entenderle. Arriesgó e hizo varias pasadas de mérito, pegado a las tablas. Sumándole una correcta colocación de las banderillas. Falló con el rejón de muerte de primeras, cortando una oreja.
En su segundo llegó una nueva oreja. Galán mostró oficio durante toda la tarde y dejó una grata sensación a los aficionados presentes.
Ventura
Diego Ventura fue el nombre propio de la tarde. Volvió a estar soberbio una vez más en la tarde de hoy, y se quedó acariciando el rabo en el segundo de su lote.
Antes, en el primero, estuvo ya apoteósico de salida, esperando al toro en los medios. Ventura tiró de raza y de coraje desde el primer momento y eso nos hizo pensar en poder presenciar altos voltajes por parte suya.
Dejó grandes pasadas por los adentros de las tablas, pasándose muy cerca al animal. Pudieron ser dos orejas y no una, por la mala ejecución a la hora de matar.
Si con el primero estuvo sembrado, con el sexto Ventura provocó el delirio total en los tendidos. Poniendo a todos estos de pie tras su soberbia actuación.
Faena estructurada a la perfección con una ejecución implacable en las banderillas y con giros para el recuerdo, pasándose al animal pegado a los lomos de su caballo. Lástima ese rejón de muerte que se llevó posiblemente un rabo.
