Galería de imágenes del Cortejo (1)
Galería de imágenes del Cortejo (2)
Galería de imágenes del Cortejo (3)
Las calles de Talavera de la Reina y en especial la Plaza del Pan se han teñido de color y de tradición para vivir el Gran Cortejo de Mondas 2017.
Más de cien alcaldes de las Antiguas Tierras de Talavera; la corporación municipal en pleno, encabezada por el alcalde de la ciudad, Jaime Ramos; representantes del Gobierno Central, como el delegado del Gobierno, José Julián Gregorio; y del regional, con la consejera de Fomento, Agustina García Élez, y el delegado en Talavera, David Gómez; el diputado nacional socialista, José Miguel Camacho; y los senadores populares, Carmen Riolobos y Tomás Burgos, han estado al frente de la representación institucional en una fiesta de Interés Turístico Nacional que no tiene parangón en toda España.
Más de 2.500 personas, 75 grupos folclóricos y nueve carrozas han tomado parte activa en un cortejo donde el buen hacer de sus participantes e intervinientes, que dedican muchas horas a su preparación, han vuelto a concitar la atención de los miles de personas que desperdigadas por la ciudad han disfrutado y aplaudido ante tamaña exhibición de buen gusto, arte y tradición para honrar una fiesta que tiene su origen en la época romana y en el culto a la diosa Ceres, aunque en el siglo VII el rey visigodo Liuva II las cristianizó y adaptó como devoción a la Virgen del Prado, la Alcaldesa Perpetua de Talavera de la Reina.
Como se había anunciado, el cortejo se acortó y, con celeridad pero ausente de precipitación, el pase por la tribuna principal y por la Puerta Noble del Ayuntamiento, donde aguardaban las autoridades, tan sólo duró dos horas y cuarto, lejos de las cuatro horas que otros años han prolongado el paso de toda la comitiva.
Tras el cortejo ha llegado el otro momento supremo de este sábado de Mondas, la ofrenda floral a la Virgen del Prado y al intercambio de bastones con los alcaldes de las Antiguas Tierras de Talavera, en el marco incomparable de la ermita de las ermitas que desde 1989 fue elevada por el papa Juan Pablo II a Basílica Menor.
