miércoles, 24 abril 2024
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La pandemia nacional y regional entran en el Vaticano

Cada uno, claro, se alarma e inquieta con lo que mejor le viene en gana. O en desgana, que sabido es que el cocido mental de cada cual encuentra efervescente caldo tanto en los subidones, como en los bajones.

Hay gente, tú veras, que en esta movida promovida por la puta pandemia vive sin vivir en sí por cosas y causas como la obsesiva exploración de posibles síntomas adversos una vez rejoneado con, un suponer, esa cuestionada vacuna que antes me sonaba a filosófica marca de coche (por el Astra y el Zeneca) y ahora, tras su cambio de nombre, a evidente pedo gordo femenino, con perdón, potenciado con un chupito de falta ortográfica (que Vaxz-evria, compañera).

En este territorio comanche, en cambio y como aportación a la incesante inquietud vírica, la alarma se ha disparado ante la cábala de fechas inherentes a las respectivas visitas al Papa Francisco de Pedro I el Fuel, por la resistencia y duración del combustible político que ostenta el actual presidente nacional, y nuestro nunca bien ponderado ‘Jefe Page’, que es como siempre se ha conocido por estos barrios criticones al vigente mandamás regional. 

Y es que resulta que, alucina vecina, Pedro Sánchez fue recibido por el Papa el 24 de octubre de 2020, un día antes de declararse un nuevo estado de alarma ante los irrefrenables estropicios del Covid en todo el territorio nacional, y a García-Page se le abrirán las presuntas puertas santas el próximo 10 de mayo, justo un día después de agotarse la prórroga del susodicho y alarmante estado.

Visto lo cual, cabe preguntarse si es en el Vaticano donde anida y pergeña ese cuasi clandestino comité de expertos que dirige el vaivén de olas y bolas propias del coronavirus, que eso de acogerse a sagrado es algo consustancial a la intrahistoria patria en tiempos tan peligrosos e inciertos como los que vivimos hoy en día.

O, lo que es peor, que don Pedro y don Emiliano busquen orientación e intermediación celestial, amparados tal vez en la teoría de que Jesucristo fue el primer socialista en detrimento del conde Henri de Saint-Simon, para encontrar solución divina a lo que no atinan a solventar en la tierra, visto el cacao maravillao en la gestión de la crisis pandémica.

Que es algo así, por cierto, como esperar a que el presunto aporte combustible de Marte ponga fin a la dictadura del petrodólar, que no pedrodólar. No se me calienten.

Claro que también pudiera ser que al Papa Francisco le diera por el latín y le dijera ahora a Page algo así como “¿Quod mensurae et taking?” o, directamente, “resquiescant in pace”, con lo que se pueden imaginar con la cara que volvería Page al terruño castellanomanchego.

Habría que apelar a Enrique Tierno Galván, el añorado y eminente profesor que habló en latín con Juan Pablo II en su visita a Madrid, para caer en la cuenta de que el sumo pontífice habría preguntado primero, en libérrima traducción claro está, ‘¿qué medidas estás tomando?, para sentenciar después con un ‘descansen en paz’.

Pues eso. Quod Deus velit. Que sea lo que Dios quiera, vamos. ¡Aleluya!

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