Con sentimientos de profundo pesar, asume Méntrida la obligada suspensión de las tradicional romería y fiestas que, desde siglos, tributa en honor de su Patrona, Nuestra Señora de la Natividad, en cumplimiento del voto que, de tiempo inmemorial, asumió el municipio para conmemorar el glorioso aparecimiento de la Virgen en la Dehesa de Berciana, un lejano 25 de abril de 1270.
Una tradición que, salvo muy contadas excepciones, se mantiene inalterable en lo esencial año tras año, generación tras generación, constituyendo la fecha clave del calendario mentridano. Este año, en el que se iba a conmemorar solemnemente el 750 Aniversario del memorable acontecimiento del hallazgo de la Virgen de Berciana, que sería realzado con el privilegio de la celebración de un Tiempo Jubilar Extraordinario, concedido al efecto por la Santa Sede, la tradición va a hacer un obligado paréntesis, en virtud del estado de alarma sanitaria en vigor, como consecuencia de la desgraciada pandemia que nos azota.
Otras emergencias sanitarias padecidas a lo largo de la historia, de consecuencias mucho más funestas que la actual para el vecindario, no tuvieron incidencia en el cumplimiento del Voto de la Romería, por coincidir en épocas del año alejadas a la celebración de ésta.
La de efectos más nefastos, datada en 1599, redujo prácticamente a la mitad el vecindario, acercándose al millar las víctimas mortales; pero la crisis tuvo lugar durante el verano, según se deduce de los entierros documentados, por lo que no afectó a la romería.
Por fortuna, estas terroríficas cantidades de muertos por causa la terrible peste bubónica de finales del siglo XVI, no volvieron a repetirse jamás. Como ocurrió a nivel general, las sucesivas oleadas del cólera en los años centrales del siglo XIX causaron en Méntrida menores estragos, lo que animó al consistorio en 1864 a hacer una función a la patrona, por haber librado a esta villa del terrible azote del cólera morbo.
Con los datos de que se disponen, se puede afirmar que lo que no detuvo la epidemia sí lo hizo la guerra (la que enfrentó a carlistas e isabelinos), causa probable de la suspensión de la romería de 1836. Tampoco la terrible gripe de 1918 impidió la celebración de las fiestas, por afectar básicamente a los meses de octubre y noviembre.
Se ha suspendido pocos años
Así pues, a falta de un estudio más exhaustivo, todo parece indicar que han sido muy pocos los años en que se ha tenido que suspender la romería; la última vez, el fatídico año 1936, a consecuencia del tenso clima sociopolítico de las fechas inmediatas a San Marcos, tras la celebración unos días antes de unas tensas elecciones municipales, que aconsejaron a la máxima autoridad municipal suspender la romería y las procesiones, para evitar posibles altercados.
Durante la Guerra Civil no hubo suspensión, dado que Méntrida se mantuvo en zona bajo el dominio de las tropas de Franco desde octubre de 1936. Tampoco las inclemencias meteorológicas han sido causa de suspensión de la Romería, porque en Méntrida es costumbre celebrarla el día 25 de abril, llueva o no, haga frío o calor.
Tan se tiene noticia de una excepción, en el año 1752, que se registraron muy copiosas lluvias, en cantidad tal que obligaron a posponer la romería, según se refleja en un acta del concejo mentridano fechada el día de San Marcazos del referido año.
Desgraciadamente, este año (bisiesto, como el aciago 1599) la romería, declarada de Interés Turístico Regional hace más de veinte años, será una página en blanco en la dilatadísima trayectoria histórica de la devoción de Méntrida a su patrona.
Con resignación y pesadumbre Méntrida se dispone a amoldarse a la situación, viendo pasar con tristeza estos días de abril, pero con la esperanza puesta en poder celebrar en años sucesivos sus fiestas en honor a la Patrona, siguiendo sus arraigadas tradiciones, que de manera tan excepcional encarnan sus célebres Danzantes y la Mayordomía que da escolta y rinde honores a su Virgen aparecida hace 750 años en el Monte de Berciana.
