viernes, 19 abril 2024
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El observatorio toledano de ‘La Hita’ registra otra gran bola de fuego

Provocada por una roca que entró en la atmósfera a 540.000 kilómetros por hora

Otra gran bola de fuego en la atmósfera. Foto archivo.
Otra gran bola de fuego en la atmósfera. Foto archivo.

El complejo astronómico de ‘La Hita’, ubicado en la localidad toledana de La Puebla de Almoradiel, ha registrado este sábado la entrada de una roca a gran velocidad en la atmósfera terrestre, que provocó un gran bola de fuego que se ha podido ver desde distintos puntos de Castilla-La Mancha y Andalucía, aunque también desde Madrid y Castellón.

La bola de fuego, que se divisó sobre las 20:33 horas de este sábado, pudo ser grabada por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa opera en el Complejo Astronómico de ‘La Hita’, según ha informado en un comunicado.

Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto SMART que tiene como objetivo monitorizar de forma continua el cielo, con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.

Complejo astronómico de La Hita.
Complejo astronómico de La Hita.

También ha sido grabada por los detectores que esta misma red de investigación tiene instalados en los observatorios de Calar Alto (Almería), Sierra Nevada (Granada), La Sagra (Granada) y Sevilla.

540.000 kilómetros por hora

El fenómeno ha sido analizado por el investigador responsable del Proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), que ha determinado que la roca que originó esta bola de fuego entró en la atmósfera a unos 54.000 kilómetros por hora sobre el suroeste de la provincia de Ciudad Real.

Debido a esta elevada velocidad, el rozamiento con el aire hizo que la roca se volviese incandescente a una altura de unos 77 kilómetros sobre el nivel del suelo, generándose así una bola de fuego casi tan brillante como la luna llena.

Fue precisamente la gran luminosidad de la bola de fuego, que avanzó en dirección noreste y se extinguió finalmente a una altitud de unos 38 kilómetros sobre Ciudad Real, lo que provocó que el fenómeno pudiera verse desde más de 500 kilómetros de distancia.
La roca se desintegró totalmente en la atmósfera, por lo que ningún fragmento consiguió llegar al suelo.

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