El Hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera acapara durante estos días los focos reivindicativos de una ciudad con evidentes y denunciadas carencias laborales, sociales. industriales y, efectivamente, también sanitarias.
Carencias sanitarias que, sin embargo, van más allá de la cuestionada capacidad asistencial y operativa de un complejo hospitalario que inició su andadura el 1 de febrero de 1974 como residencia sanitaria dependiente del Insalud con 459 trabajadores, 262 camas y 17 especialistas y que ahora, según los datos del propio hospital, dispone de 330 camas, más de 1.400 trabajadores y 29 especialistas.
Una singladura de 45 años, con 2006, 2010 y 2012 como años claves en la particular evolución y organización del hospital talaverano y, por ende, en la asistencia sanitaria prestada a los pacientes de Talavera y su extensa comarca, a los que hay que sumar desde 2008 los 33.000 del Valle del Tiétar tras el convenio firmado por Castilla-La Mancha y Castilla y León para que los vecinos de las Zonas Básicas de Salud de Lanzahíta, Sotillo de la Adrada, Arenas de San Pedro, Mombeltrán y Candeleda reciben atención sanitaria en el hospital talaverano.
En el año 2006 se finalizaron unas obras de remodelación y ampliación que supusieron pasar de 18.000 a 60.000 metros cuadrados construidos, dotar al centro de tecnología de última generación, la construcción de un edificio externo de rehabilitación y la implantación de nuevos servicios.
En 2010 se consiguió la demandada y reivindicada calificación de Hospital General y, al fin, en 2012 el centro se integró en la Gerencia de Atención Integrada de Talavera, en una nueva concepción de la organización territorial y funcional del Área Sanitaria de Talavera de la Reina en pos de una Sanidad, en teoría, sin barreras administrativas; pero de la que, según los profesionales sondeados por Ahoraclm.com, se resintió de manera notable la Atención Primaria.
Números y fechas que han marcado el cada vez mayor continente de un hospital y de un área sanitaria que, en cambio, presenta en la actualidad un contenido atascado, saturado y sobrecargado en lo que al trabajo diario de sus profesionales se refiere.
Aunque, como se decía anteriormente, las carencias sanitarias de Talavera y su comarca van más allá de un hospital limitado en su planificación de futuro y en su operatividad por una política de contratación de profesionales rácana y a cortísimo plazo, incluso de horas, que provoca la continua huida de los mismos hacia territorios sanitarios más motivantes y seguros, así como la falta de medios y recursos para hacer efectiva y eficaz la ampliación de esa cartera de servicios tan demandada durante estos días.
Es cierto que hay abrir camas y plantas cerradas, acabar con las agendas cerradas y unas listas de espera que en Talavera afectan a más de siete mil pacientes, dar estabilidad a las plantillas profesionales y los por ahora casi ausentes sustitutos, replantearse la externalización de servicios, exigir otra UVI móvil, una UVI pediátrica y neonatal e, incluso, reclamar servicios de cirugías que hoy por hoy no tienen cabida en el hospital talaverano por falta de recursos, medios y personal experimentado.
Lo que ocurre es que centrándose únicamente en las circunstancias y aconteceres del hospital Nuestra Señora del Prado en sí, se difumina y enmascara el verdadero problema actual de la asistencia sanitaria en Talavera y su amplia comarca: la casi desaparecida en combate Atención Primaria.
Y es que la principal entrada al sistema de salud de la ciudadanía, la susodicha Atención Primaria, comenzó a perder la batalla sanitaria en el ya citado año 2012, cuando los hasta entonces gerentes de Atención Primara y del Hospital, Fernando Grajera y José Enrique Baeza respectivamente, cedieron el mando único de la renombrada Gerencia de Atención Integrada de Talavera a José Luis Morillo.
Ahí, por puro y duro agravio comparativo con la gerencia hospitalaria, comenzó a perder peso y poso una Atención Primaria integrada en el área sanitaria de Talavera por alrededor de 500 profesionales que prestan atención sanitaria a una amplia comarca con una población cercana a los 160.000 habitantes y que cuenta con 17 centros de salud, 5 en Talavera y 12 rurales, 92 consultorios locales y 12 puntos de atención continuada.
Uno, sólo uno, de estos puntos está ubicado en Talavera, resultando según los expertos totalmente insuficiente para la atención sanitaria puntual de los pacientes talaveranos que, ante esta situación, al menor contratiempo suelen desplazarse al servicio de urgencias del hospital Nuestra Señora del Prado, con el consiguiente y habitual colapso de este servicio.
No obstante, el principal problema de la Atención Primera en Talavera y comarca radica en la absoluta falta de sustitutos, siendo los propios profesionales los que se suplen entre sí, aumentando aún más su cotidiana carga, provocando situaciones e inconvenientes como la saturación de pacientes en las consultas, o la práctica imposibilidad de obtener una cita médica el primer día de la aparición de una determinada afección.
También apuntan los profesionales de Atención Primaria hacia la falta de coordinación existente entre la gerencia y los centros de salud del área sanitaria talaverana, perceptible en un hecho tan anecdótico, aunque significativo, como que las vacunas antigripales lleguen a los centros de salud muchos días más tarde del inicio del reparto oficial de las mismas.
Por todo ello, es justo y necesario que la sociedad talaverana reclame más servicios, unidades y profesionales para el hospital de Talavera, pero no lo es menos que los focos reivindicativos se centren también en las notorias y perceptibles carencias de la Atención Primaria, actualmente muy degradada y descoordinada, por ser la primera y principal puerta de entrada de la ciudadanía al sistema sanitario público.
