domingo, 14 enero 2024
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Talavera necesita otras ubres más nutritivas

No sé por qué, ni como vino ni como fue, pero el caso es que Talavera está desde hace ya demasiadas lunas en un bucle gestor en el que la dedicación exclusiva del Ayuntamiento es cubrir y afrontar gastos, sin novedad alguna en el frente de unos ingresos que se nutren casi exclusivamente de las aportaciones impositivas de los agujereados bolsillos ciudadanos.

Unos bolsillos que por otra parte están, y aquí está la famosa pescadilla que se muerde la cola, más tiesos que la mojama; por lo que, claro, demandan luego al Consistorio, a la Junta, a España y a Europa subvenciones y soluciones a su paupérrima situación laboral, económica, social y hasta personal, porque no hay nada más demoledor que no poder cubrir las necesidades básicas de tu familia.

Y por esta vereda, señoras y señores, llegamos a la paradójica cuestión de que en Talavera, un suponer, el Ayuntamiento vive mayormente de la ubre autónoma  e individual de los curritos de a pie y muchos de estos, a su vez, tan sólo pueden subsistir de lo que la ubre colectiva y municipal suelte a través de parches como los planes de empleo, cursos de autoempleo y las otras muchas formas de beneficiencia social, a lo que estamos volviendo, que hoy día existen.     

Y digo parches y beneficiencia, porque no encuentro mejor definición para esas soluciones de pan para hoy y hambre para mañana que por una parte tan sólo aplazan los problemas de la puta base y, por otra, obligan al gobierno municipal de turno a hacer auténticos malabares contables, que suelen acabar con el consabido conejo de la petición de créditos bancarios, para cumplir con sus trabajadores, sus proveedores y, en general, con esos electores a los que alegremente se les prometió el regreso al paraíso perdido. O robado.

El caso es, compañeros todos, que es menester abrir urgentemente las ubres talaveranas a otras mamas y tetillas, porque Ayuntamiento y ciudadanía se están secando mutua y recíprocamente sus respectivas glándulas dinerarias. Estando la ciudad, tú verás, con más cara de hambre que Carpanta.

Debería entonces el Consistorio, digo yo, buscar otros ingresos municipales ajenos a las escuálidas soldadas ciudadanas, la captación y promoción de actividades económicas, constructoras e industriales por ejemplo, para abrir así el abanico laboral y vital del personal votante y cuasi flotante que necesita para su subsistencia otras tetillas sociales e institucionales más nutritivas, duraderas y dignas que las contempladas en la susodicha beneficiencia.

Todo, claro está, para fortalecer a la ciudad en sí y, también, para quitar a nuestra patrona y alcaldesa perpetua la irónica advocación, aunque respetuosa, de ‘La Virgen del Parado’. Y es que así, pagando y gastando sin apenas ingresar, no nos salva ni Tita ni la mismísima Virgen. Témome.

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