miércoles, 17 abril 2024
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Irqueidzas

Como el titular veo yo, y creo que no solo yo, a la izquierda, esa que se sitúa a la siniestra de un PSE que intenta últimamente recuperar la O que le puso Pablo Iglesias, el fetén, y que por algo se la puso, digo yo también.

Mi madre diría ‘una merienda de negros’, pero esta locución que viene a significar follón ya no se puede utilizar porque es considerada xenófoba y/o racista. Adónde hemos llegado ¡por dios!… dios sin irreverencia ni catolicismo, no vaya a ser.

En Talavera se les ha llenado la boca de confluir, de confluencia, pero los hechos dicen que lo han hecho con la boca chica, porque el ‘aquí estoy yo y el que quiera que se ponga detrás mía’ dista mucho de intentar hacer un proyecto común dejando atrás egos, rencillas e intereses varios. Y así, el confluir para fluir con más fuerza con el fin de influir en la res pública ha tornado en un diluir de consecuencias a día de hoy impredecibles tras el 26-M.

Es curioso que el ‘sometido’ del triunvirato fuera el que anunciase que no iba a haber confluencia por esta parte y que afrentara al mandamás, éste, más pendiente y ocupado durante estos cuatro años de la capital que de otra cosa pese a poner en manos de un gobierno valleinclaniano uno de los mejores proyectos de la legislatura, ‘Talavera Ciudad Europea del Deporte’; proyecto que nació estigmatizado por aquello del rédito político y que la hemeroteca cuenta que así fue y que todos, por acá y por allá, sacaron partido, y nunca mejor dicho. El único que ha dado la cara en estos años de bregar en segundo plano, a su manera bien es cierto, ha abandonado antes de empezar la vorágine por una puerta ignota, dada la elegancia demostrada en su adiós.

Y, por otro lado, está la diáspora; tirándose los trastos, tirando de denuncias, tirando de traiciones, tirando de goteras y de digos diegos… Unos intentando acaparar y erigiéndose en adalides de esa siniestra siempre disgregada y confrontada; otros apelando al espíritu Iluminati, nada que ver con las luces porque no se han cansado de morder la mano que les pudo alimentar; y ambos, que todo hay que decirlo, con un trabajo encomiable, más o menos acertado, en defensa de los intereses de la ciudadanía durante estos últimos cuatro años.

Tras el 28-A, digo yo, llegará el momento de explicar –expectante estoy- cuáles son esas diferencias irreconciliables que les llevarán a concurrir a las elecciones municipales por separado. No a las 40 personas que acuden a las asambleas de todos ellos, sino a los miles de potenciales votantes que se preguntan a día de hoy a quién van a votar cuando todos ellos defienden lo mismo: la sanidad y la educación pública y de calidad, el sistema público de pensiones, la atención institucional a los desfavorecidos y necesitados, la dignidad del trabajador, la transparencia, la participación ciudadana, en definitiva el Estado del Bienestar y la soberanía del pueblo.

Y quizás el 27-M todos ellos se rasguen las vestiduras al ver que Max Estrella tendrá otros cuatro años para despotricar y/o que su influencia, en caso de conseguirla, no será necesaria. Veremos.

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