El Monasterio de San Juan de los Reyes será el próximo monumento de Toledo que renovará su iluminación artística, según ha apuntado este jueves la alcaldesa Milagros Tolón. Un anuncio que ha realizado en el acto de inauguración del nuevo sistema de alumbrado ornamental del Puente de Alcántara.
En este marco, Milagros Tolón ha explicado que el objetivo de modernizar la iluminación de San Juan de los Reyes es potenciar y embellecer por la noche la panorámica de la parte oeste del Casco Histórico y aplicar los mismos criterios de eficiencia y ahorro energético que se han tenido en cuenta en el Puente de Alcántara.
Ambos proyectos responden, tal y como ha señalado la regidora municipal, a la estrategia del Ayuntamiento de poner en valor y embellecer los diferentes monumentos históricos y artísticos de la ciudad para que “sea un atractivo nocturno, no solo para los turistas, sino también para los toledanos y toledanas que quieran disfrutar de su ciudad”.
La alcaldesa ha señalado que se han instalado 38 proyectores LED en el Puente de Alcántara, lo que supone un ahorro importante respecto a la anterior iluminación del 50 por ciento del coste total. También ha apuntado que con esta nueva actuación se realza tanto la silueta del monumento como sus elementos singulares, habiendo la posibilidad de iluminarlo de colores en fechas señaladas.
Un alumbrado de los 80
De otro lado, ha precisado que el antiguo alumbrado ornamental databa de principios de los años 80, con una reforma puntual en 2004, por lo que se había quedado obsoleta con respecto a la Catedral, el Alcázar, Zocodover y otros monumentos iluminados con tecnología led y variación de colores.
Con una inversión de 232.000 euros, la intervención en el Puente de Alcántara amplia el catálogo de monumentos que han renovado su iluminación en esta legislatura: Zocodover y el tramo de muralla entre Bisagra y Puerta Nueva. Además, se ha incorporado un sistema independiente para la fachada de la Catedral y se ha mejorado la iluminación de los Jesuitas.
El Puente de Alcántara es un emblema de Toledo. Es uno de los dos puentes romanos que tiene la ciudad, foco de atracción turístico, desde el que se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares de la ribera del río Tajo y de la zona este del Casco Histórico.
