El arreglo de la piscina climatizada ‘El Prado’ de Talavera, cerrada desde el 31 de julio, sigue sumando capítulos. El último, el malestar de una parte de los usuarios de la misma que se quedaron fuera del consenso para prolongar la apertura de la misma.
Y es que si el martes la concejala de Deportes, Montaña Palacios, anunciaba que, tras reunirse con responsables de los clubes deportivos de natación de la ciudad, había “consensuado” prolongar quince días la segunda fecha de apertura de la instalación (15 de octubre), no fue hasta el jueves cuando el resto de usuarios adscritos a asociaciones y colectivos tuvo conocimiento oficial a través de un email remitido desde la Concejalía a las 14:48 horas.
Esa demora de más de dos días desde que Palacios diera a conocer a los medios el nuevo retraso en la finalización de las obras a causa de unas mejoras en el suelo de los vestuarios, con un nuevo pavimento antideslizante, y la sustitución del antiguo alumbrado, que no estaban contempladas en el proyecto inicial, les hacen pensar que son usuarios de segunda división, pese a pagar sus tasas como cualquier otra persona y precisar la instalación como el que más.
2 de noviembre
En ese email queda constancia de la fecha acordada para que la piscina, que en principio se iba a abrir como es habitual a finales de septiembre, vaya a acumular un retraso de un mes largo: “con el fin de que planifiquéis vuestra actividad, os informamos que la apertura de la piscina cubierta ‘El Prado’ se realizará el día 2 de Noviembre”; “queremos asegurarnos del correcto funcionamiento de la instalación después de todas estas tareas de mejora, por lo que creemos oportuno abrir el día 2 de noviembre, evitando posibles imprevistos de última hora”, si bien deja explícita la posibilidad de adelantar la apertura en caso de poder hacerlo.
Ley de Protección de Datos
Asimismo y por otra parte, les ha chocado que un departamento oficial de una administración pública incumpla la Ley Orgánica de Protección de Datos ya que el email fue mandado de forma masiva pero sin atender al precepto de ocultar las direcciones de correo de los receptores, que están a la vista de todo aquel que recibió el mensaje.
