El “regalo del señor Ramos”, según dijo algún técnico municipal a los vecinos, y el ahorro de 91.000 euros en la adjudicación, nunca le han salido tan caro a los vecinos de Patrocinio, en general, y de la calle San Antonio, en particular.
La en su día fue calificada como “monumental chapuza” ha caído en el sueño de los justos y la lamentable urbanización de uno de los viales que delimita el casco urbano de Talavera sigue dando de qué hablar casi nueve meses después de finalizar las obras.
Escombros sin todavía recoger, vegetación que ya invade la calzada, nula señalización horizontal y sin tan siquiera un “mísero” paso de peatones, y pavimento que comienza a levantarse se unen a las deficiencias, que en su día se dejaron patente y a las que nadie puso remedio, como ausencia de acera en el margen derecho del vial, problemas de accesibilidad, precariedad en el número de alcantarillas para la evacuación de aguas pluviales, protecciones de seguridad o contenedores en medio de la calzada.
De nada sirvieron las constantes visitas y exigencias de los grupos municipales de PSOE y Ganemos habida cuenta que este desmán llegó al salón de Pleno del Ayuntamiento de Talavera y distintos responsables del Gobierno Municipal defendieron y ensalzaron los trabajos realizados, que si bien es cierto que nunca antes se habían acometido también es cierto que no se hicieron medianamente bien, como queda patente por las continuas denuncias.
Eso sí, en Patrocinio presumen de chicane sin visibilidad, “ya la quisiera la Fórmula 1”, dicen con sorna.