He visto en el pórtico de la Ermita del Prado -ya sé que la categoría eclesial del edificio ha variado de ermita a Basílica pero para mí y una mayoría será siempre nuestra ERMITA, la reina de ellas-; he visto, decía, que algún cafre ignorante ha machacado la cara del Maligno en el azulejo que representa al diablo en la escena de las tentaciones de éste a Jesús; el pobre Lucifer disfrazado de mendigo se ha quedado sin cara. Sólo hay una explicación, que el autor de la bestialidad sea un estúpido ignorante, completo desconocedor de que se estaba cargando un azulejo del siglo XVI, o bien que el autor de la infamia sea una especie de integrista iletrado que no puede soportar la vista de Satán así sea en azulejo de cerámica.
Claro que la verdadera culpa no es completamente de los muchos cafres que viven en Talavera y que se dedican por gusto dañino a destrozar lo que encuentran a su paso; la verdadera culpa es de quienes en ataques de cursilería vomitivos declaran que el pórtico del que hablo es la capilla Sixtina de la cerámica y otras idioteces de similar jaez; de esos mismos que teniendo la posibilidad y la obligación de cuidar lo que es el patrimonio de los talaveranos pasan como de comer…ya saben. Son quienes evitan que en los jardines haya una vigilancia constante y presencial, nada de sandeces como la de las cámaras de vigilancia, y por vagancia, irresponsabilidad e incapacidad permiten que el capital de todos esté constantemente en peligro y al pairo de las ocurrencias nocivas del primer patán irresponsable.
Claro que me refiero a los políticos de Talavera que no se plantean organizar una vigilancia ni en los jardines ni a la cerámica de la ermita, e instalar unos elementos protectores a algo tan frágil como un friso de cerámica, y si se lo plantean, peor porque no tienen ni el coraje ni lo que hay que tener para ponerlo en práctica.
Y hablando de cuestiones de la diócesis toledana a ver si ahora, después de tanto tiempo, a alguien se le mueve el cuajo para devolver a la Colegial talaverana la sillería que se encuentra en la catedral de Toledo.
Ya va siendo hora que vuelva a casa.
