jueves, 8 febrero 2024
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¡Ay San Silvestre!

Ha escocido ver negro sobre blanco las bases de la San Silvestre de Talavera, a mi modo de ver leoninas y fuera de toda lógica tratándose de la prueba que es.

Los argumentos dados por la organizadora ante lo que considera un ataque a su imagen no me valen y mucho menos el principal, que las normas vienen impuestas desde el Ayuntamiento. Este año, por primera vez, una empresa figura como organizadora y no, como en años anteriores, aportando “dirección técnica”. Además, cuando alguien asume un contrato las cláusulas las hace suyas, sin entrar en si están pactadas de antemano, que sería lo lógico, aunque fuentes cercanas a la Concejalía de Deportes niegan táxativamente imposición municipal de limitación en número de participantes y cobro de cuotas, incluso, nos aseguran, que desconocían los pormenores de las bases. De ahí la información publicada.

Las pruebas de atletismo o ciclismo se han convertido en un negocio dada la demanda de practicantes dispuestos a todo, incluso a atentar contra su salud, por su minuto de gloria. Respetable, allá cada cual. Ello no implica que el negocio tenga que alcanzar a los niños.

Se nos llena la boca de que hay que inculcar a nuestros vástagos desde tempranas edades valores de todo tipo para hacer una sociedad mejor, el deporte entre ellos, y luego vamos y les cobramos a niños de 6 años, aunque sea una cantidad simbólica y la bolsa de regalo sea cinco estrellas y valga más que la cuota de inscripción. Otros años se ha dado agua o refresco, chucherías y medalla y los niños se han ido tan felices y sus padres más y por partida doble.

A las familias que desgraciadamente se encuentran en Talavera en esos números vergonzantes del 31 por ciento de paro y del 35 por ciento en riesgo de pobreza o exclusión social no creo que les haga ninguna gracia tener que pagar para que sus hijos corran en una prueba llena de simbolismo donde el espíritu competitivo no tiene ninguna relevancia. Es una fiesta del atletismo, de la Navidad, de confraternización, de Talavera no de Toledo, y como tal debe ser tratada.

No creo tampoco que los 1.200 euros previstos recaudar por las 800 inscripciones de benjamines y alevines (sí, unos 800, no creo que haga falta incrementar la cuota y algún pequeño riesgo habrá que asumir, que margen hay y muchas pruebas para amortizarlo) vayan a descabalar los números, aunque parece que sí, pese a haber encontrado un importante patrocinador a posteriori. La organizadora sabe que su predecesora perdió dinero y, entre renunciar y decirle a la Concejalía de Deportes que la organicen ellos y organizarla, ha elegido libremente –no quiero pensar otras cosas- organizarla y, lógicamente, se ha blindado. Con todas las consecuencia, entre ellas las críticas, y sólo a esta prueba. Las otras son competencia de la oposición municipal, que para eso cobra.

Llegado el caso a estos extremos es igual de vergonzoso que el Ayuntamiento, sabedor de las bases contempladas por la organizadora -digo yo-, no disponga de una subvención de 2.000 euros para que los niños, incluidos los infantiles y cadetes, puedan correr esta prueba sin que sus padres tengan que apoquinar. Para pagar una liberación en esta Concejalía de Deportes ó más de 62.000 euros al matrimonio glam, por poner dos ejemplos, sí hay dinero, pero para sufragar esta sensible cláusula no. No entiendo nada. Pero después de lo del violonchelo perdido en un aeropuerto ya no me extraña.

Por otro lado, en el 90 por ciento de las pruebas atléticas siempre se resalta la participación. Es la credencial de la aceptación, del trabajo organizativo bien hecho, del éxito. En la San Silvestre, además de esto, supone ver a una ciudad unida, desenfadada, dispuesta a disfrutar haciendo deporte los últimos coletazos del año. Empero en Talavera se limita la participación “porque no hay espacio”. Alucinante, por no decir otra cosa. Lo que no hay son ideas. Y claro que se van a acabar los dorsales, y habrá cientos de talaveranos que sin él cuando se aproximen a meta les desviarán para que no entren, como reza en otra de las cláusulas.

Luego está por ver si sólo veinte personas son capaces de controlar a 3.000. A mí, como a los entendidos en la materia a los que he sondeado, se nos antoja corto, muy corto, aunque afortunadamente contarán con la inestimable y profesional ayuda de Protección Civil y Policía Local. Veremos.

Todo esto a mi modo de ver es un sinsentido que viene a refutar que el deporte de esta ciudad es sólo fachada; que la ciudadanía hace deporte porque le gusta no porque se la incentive; que se les cobra por todo pero que no se adecúan y modernizan las instalaciones que pagan; que los pocos cimientos que tenía se están resquebrajando y que las medidas para evitarlo son organizar y organizar competiciones minoritarias –que apruebo totalmente- que sólo enmascaran una total ausencia de proyecto.

Talavera Ciudad Europea del Deporte, qué pena.

1 COMENTARIO

  1. Muy lúcido, si señor. El mercadeo en todo y para todo, y un equipo de gobierno municipal al que le importan un bledo los talaveranos, se dibuja un futuro sin ciudadanos, solo de clientes

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