Los vecinos de Guadamur han iniciado una recogida de firmas para tratar de impedir que se pongan en marcha dos antiguas balsas de purines inutilizadas, que cuentan con el debido permiso de la Junta de Comunidades. Según ha podido saber este digital, ya se han conseguido novecientas firmas de 1.800 habitantes que tiene censada esta población.
La granja que quiere volver a utilizar dichas balsas se encuentra a quinientos metros del casco urbano y lleva abierta una veintena de años. Pero, además de Guadamur, esta semana que se inicia se procederá a recoger más rúbricas en Polán, pues la granja en cuestión se encuentra entre las dos localidades.
La voz de alarma se ha producido porque ayer se comprobó la presencia de un topógrafo en las inmediaciones de esta explotación porcina, que estaba realizado mediciones. Esto ha llevado a los vecinos de Guadamur a temer que las obras para volver a utilizar las balsas se aceleren.
En Guadamur se piensa que el dueño de esta explotación quiere poner en marcha estas balsas para hacer negocio al depositar sus purines las granjas de los alrededores. Y desde las filas del PSOE municipal se acusa al Ayuntamiento de Guadamur de no intentar impedir la puesta en marcha de las polémicas instalaciones.
La alcaldesa Sagrario Gutiérrez, del PP, se defiende afirmando que el Consistorio no puede hacer nada en contra del proyecto, ya que el dueño de la granja dispone de la autorización de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha.
Aprobación de la Consejería
“Como Ayuntamiento, o lo autorizas o incurres en prevaricación”, señala la presidenta de la corporación municipal. “Es una situación sobrevenida. No es un plato de gusto, pero yo he visto el expediente y las medidas correctoras que le impone la Consejería. Estas son lo suficientemente severas para que puedan garantizar que no haya molestias a los vecinos”, recalca Sagrario Gutiérrez.
La alcaldesa apunta que el dueño de la granja lleva desde 2008 gestionando la homologación de estas balsas, inutilizadas porque no cumplían con la normativa. El pasado 21 de septiembre recibió la aprobación de la Consejería de Agricultura, que le ha concedido también una subvención para la adaptación de esos recintos.
Gutiérrez piensa que quizá el granjero no llegue a utilizar las balsas. “Probablemente está garantizándose tener un lugar donde aplicar el plan de gestión de residuos, en el caso de que no se reabra la planta de purines de Polán. Eso le comentó al técnico cuando estuvo en el Ayuntamiento”, mantiene.
La explotación llevó sus purines a la planta de Polán hasta que fue cerrada en 2014. Ahora es probable que esta instalación abra durante el primer trimestre del próximo año, según comentarios que circulan por la zona.
De todos modos, Gutiérrez subraya que si la granja usase las dos balsas de purines y se detectasen molestias para los vecinos, el Ayuntamiento tomaría una medida sancionadora, “que sería respaldada por la Consejería si no se cumpliesen las medidas correctoras”.
