viernes, 29 marzo 2024
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Cristina Cifuentes: un ejemplo… de irresponsablidad

La presidenta de la Comunidad de Madrid nos ha sorprendido a todos declarando que no piensa tomarse vacaciones de verano porque a ella lo que le gusta es trabajar, y que como las vacaciones son algo voluntario, pues eso, que se queda en su despacho de la Puerta del Sol. Dicen que a continuación se ha quedado mirando al tendido, esperando el aplauso del respetable. Sin embargo, salvo los empalagosos elogios desde los asientos de los aficionados más incondicionales, su “sacrificio” ha sido recibido con tímidas protestas.

Por un lado, un vistazo precipitado a este asunto nos despierta algunas preguntas, como: ¿qué tipo de vida personal y familiar tiene la Presidenta para preferir el despacho a pasar unos días en familia o con amigos/as?, o ¿cómo de intenso es el trabajo que desarrolla la Presidenta de la Comunidad de Madrid que no requiere de descansos?, o, si cundiese el ejemplo, ¿qué sería de la industria turística?, o si somos un poco más malvados ¿No estaría mejor regida la Comunidad de Madrid durante un mes sin su cúpula gobernante?. Obviamente son cuestiones anecdóticas sobre las que no nos detendremos.

Si profundizamos en la cuestión de la renuncia a disfrutar del periodo de vacaciones, descubriremos rápidamente un tufo insoportable a neoliberalismo. De forma casi subliminal, lo que la señora Cifuentes está comunicando es que lo responsable en este competitivo mundo es lo que ella está haciendo, renunciar a los derechos por el bien de la empresa, y que bueno, que eso de las vacaciones no está mal; pero que lo chachi y lo ejemplar es sacrificarse y currar más por lo mismo (y si es por menos; pues mucho mejor)…

Las reacciones han sido variadas pero casi todas, en especial desde el ámbito sindical y de los partidos de izquierda, me han parecido terriblemente tímidas. Como si hubiera miedo a romper los dogmas del neoliberalismo imperante. Casi todo el mundo le ha recordado a la Señora Cifuentes que las vacaciones pagadas son un derecho laboral que ha costado muchos esfuerzos y sacrificios para arrancárselo de las garras a la impía patronal. En estos últimos años estamos asistiendo atónitos e inmóviles al desmantelamiento de este derecho mediante diversos e imaginativos mecanismos auspiciados desde un gobierno tan cruel con el trabajador como complaciente con los amos.

Muchos políticos y sindicalistas (dejo un enlace-resumen abajo) han confundido el tocino con la velocidad. Y han esgrimido ante el acto de Cifuentes que las vacaciones son un derecho…¡¡¡¡Guauuuu!!!!. 

Pues no, señores de la izquierda y del mundo sindical. Siento romper su mundo irreal. Las vacaciones remuneradas no son un derecho. Son una obligación, y por tanto es totalmente irresponsable renunciar a ellas. Es más, en determinadas circunstancias debería estar sancionado su no disfrute.

Los periodos de descanso durante el trabajo son imprescindibles y absolutamente necesarios para proteger la salud del trabajador. Un trabajador sano y descansado es más productivo y no comente los errores que uno agotado. Esta perogrullada no ha logrado penetrar en las cabezas pensantes de los directivos de las empresas de este país. Al fin y al cabo, tenía razón un viejo amigo cuando decía que en España no hay empresarios; tan solo hay patronos. 

Los periodos de descanso de los trabajadores están muy claramente delimitados por la ley. Se incluyen descansos entre jornadas, con carácter semanal y anual (las vacaciones). En algunas profesiones dichos descansos son rigurosamente controlados, como en los conductores o pilotos de todo tipo de transportes. ¿Por qué en estas profesiones se controla de manera tan estricta que se respetan los descansos preceptivos?. Tan solo por una razón: el cansancio de estos trabajadores produce accidentes y catástrofes MEDIÁTICAS. Los del resto se van tapando y trampeando como se puede…

Por tanto, no debemos dejar que nos engañen con argumentaciones falaces. Las vacaciones (y otros derechos laborales), no son tan solo un derecho: Son una obligación en el contrato que firman el trabajador y el empresario. Es más, deberíamos empezar a plantearnos un cambio profundo en la mentalidad y la ideología imperante: un trabajador respetado, descansado y estimulado es infinitamente más productivo que uno agotado, presionado y exprimido, entre otras cosas porque va a cometer muchos menos errores.

A más de uno deberíamos recordarle que un derecho es por ejemplo el de expresión o el de libertad religiosa. Dichos derechos pueden ejercerse o no. Las vacaciones retribuidas no entran dentro de esta categoría, y forman parte de las medidas que debe impulsar cualquier gobierno responsable para proteger a la ciudadanía. Y por tanto han de estar reguladas rigurosamente para que ni empresarios poco escrupulosos ni trabajadores insensatos incumplan con los descansos preceptivos.

Nota: Muchas gracias Jorge

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