El colegio Juan Ramón Jiménez de Talavera no se olvidó que ayer se conmemoraba el Día Internacional de Niño con Cáncer. Cómo iba a hacerlo.
Hace siete meses una maldita neoplasia apagó la sonrisa de uno de sus alumnos y la rabia y el dolor siguen presentes en el centro. Ayer, más si cabe, tocaba recordar su ausencia. Cuando no se puede oponer resistencia a esos imponderables de la vida que te desmontan, queda ese compromiso de no olvidar y aportar un granito de arena a la causa.
Y así, entre el dolor, la rabia y la congoja se sacaron fuerzas de la flaqueza para reivindicar alto y claro que la inversión económica y la investigación son las grandes vías para intentar acabar con esta feroz enfermedad. Sumar voces para reivindicar y para que lo ocurrido a su alumno y a otros muchos niños sea tenido en cuenta de verdad por las administraciones competentes para encontrar una solución ante este drama. Pero ya.