No ha sido, ni mucho menos, una semana tranquila para el presidente regional Emiliano García-Page porque, entre otras cosas, ha tenido que librar dos batallas. En una de ellas, la que protagonizó en el seno de la Ejecutiva Federal, la ganó si nos atenemos a los resultados; y la otra, la de hacer que Podemos vuelva al redil, parece que no la lleva mal encaminada.
A comienzos de la semana, cuando Podemos dio por muerto el pacto de investidura, hubo nervios en algunos departamentos de la Junta, pero, después, se ha contemplado el asunto desde otro prisma. Aunque, de todas formas, al presidente no se le ha visto nervioso, ni tampoco al vicepresidente, que fue el que salió a dar la cara ante los medios de comunicación.
Y es que para que el rumbo político cambie en el Palacio de Fuensalida lo primero que hay que hacer es interponer una moción de censura en contra del presidente, algo que por ahora parece que no tiene visos de realidad porque el PP – el partido que lo puede hacer por intereses políticos- está descabezado desde que María Dolores de Cospedal dejara de ser diputada regional y, por eso, no puede acceder a la Presidencia.
Además, nadie puede pensar en esta región que Podemos –que tiene como principal objetivo desalojar al Partido Popular de las instituciones- apoye a los populares en la hipotética moción de censura. Eso sí, el PP ha intentado sacar rédito de la maniobra de la formación morada -a través de su lideresa Cospedal- al realizar un ofrecimiento a Page que es más postureo que otra cosa.
PSOE y Podemos tienen su propia visión a la hora de evaluar si se han cumplido los acuerdos de investidura, pero están condenados a entenderse. Dentro de unos días asistiremos a la resurrección del pacto. De hecho, los socialistas lo creen a pie juntillas y por ellos han continuado con la ruta marcada y con la celebración del Debate de la Región. Unas sesiones políticas de gran importancia que se celebrarán muy pocos días después del anuncio de ruptura de Podemos.
Lo que significa que más que una ruptura será un amago. Algo que, cada equis tiempo, se da en todos los pactos políticos, tal y como vemos diariamente allí donde han cristalizado.
