viernes, 29 marzo 2024
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Una edición, la XIV del Festival de Jazz de Talavera, sin pena ni gloria

 

carmen souza
Carmen Souza (Foto: Jesús Ortiz)

A modo de resumen de la edición de este año 2016 del Festival de Jazz de Talavera es más que suficiente con decir (afirmar) que solamente fueron dos días los que se asistió a un concierto de jazz. El resto, sin paliativo alguno, resultó una amalgama de conciertos marcados por aquello que podría calificarse de festival de culturas o de los pueblos. Hubo de todo, excepto jazz: blues eléctrico, rhythm and blues (R&B ), soul, blues rock, ritmos africanos, flamenco y, finalmente, canción portuguesa de raíces africanas, que es lo que nos trajo el grupo que cerraba el festival: Carmen Souza & Theo Pascal Group; actuación, por otro lado, decepcionante, falta de garra, de motivación, de sintonía. En el escenario apenas una hora quince minutos, aunque esto es atribuible a la organización: ningún concierto comenzó a su hora; siempre treinta o más minutos después de la hora fijada.

Los dos días de jazz fueron el de la apertura en las murallas de Talavera ‘Puerta de Sevilla’ (viernes 22 de julio) con la fantástica actuación de T.J. Jazz sings Billie Holiday y la muy notoria intervención el martes 26 de julio, en la Plaza del Pan, de Pepe Zaragoza Quinted, ganadores de la edición anterior de Jóvenes Músicos de Jazz de Talavera. El grupo trajo, además, a la vocalista Magali Datzira, quien hizo una buena e interesante versión del un clásico del jazz.

Daniel juarez
Daniel Juárez (Foto: Jesús Ortiz)

Mención aparte merece el grupo Garob Band, liderado por el saxofonista Daniel Juárez. Para calificar esta actuación, y su presencia en el festival (año tras año), recurriré brevemente a la Literatura. Decía Maupassant que el público está compuesto de numerosos grupos que gritan a los artistas: consoladme, distraedme, entristecedme, hacedme soñar, reír, llorar, pensar…ofrecedme algo bello… Nada de esto ocurrió con Garob Band el pasado viernes.

Unirse un grupo de buenos instrumentistas no presupone hacer buena música y llegar al publico. Esbozar una linea musical de cuatro o seis compases y evolucionar sobre ellos cada uno individual o en grupo es muy bueno para perfeccionar técnicas, desarrollar grados de improvisación, demostrarse a sí mismo lo bueno que es; satisfacer a sus profesores de conservatorio, entrar en el academicismo clásico del free jazz, o del más rabioso jazz atonal, pero eso no es lo que el público espera. Y eso se ha repetido año tras años. Lo peor es que nunca o casi nunca han interpretado alguna de los grandes clásicos del jazz: swing, bebop, cool jazz… ni tan siquiera hard bop. No, todo fue una pura y estricta improvisación de grupo: un entrenamiento en términos futbolísticos.

 

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