Como ya dejaba escrito por aquí hace unas semanas, uno de los asuntos recurrentes en el teatrillo político talaverano son los clásicos entretenederos con los que a guisa de entremés, parapetar por sistema los problemas y las raíces de las cuestiones, y seguir dejando pasar el tiempo. El rimbombante plan especial de empleo de la Junta -que de Junta sólo tiene la carcasa y envoltorio, porque el dinero mayoritariamente sale de impuestos municipales-, es otro de estos asuntos que comienzan mal, y terminan de aquella manera, es decir al estilo talaverano. A Talavera, con este plan, se le mete en el mismo saco que a pueblos y ciudades de esta artificial y renqueante Castilla-La Mancha, cuando el problema es muy específico y concreto. Pero entrar al detalle no es labor de un gobierno regional, que como en este caso que hace su labor a la contra, y al que Talavera y los talaveranos le importan muy poco. Como siempre, vamos. No es el discurso “victimista”, es el análisis de la situación: primero se lleva al límite la capacidad económica municipal, porque esto no es Toledo o Guadalajara, “capitales” con porcentajes de desempleo que duplicamos o triplicamos por aquí, y con presupuestos mucho más elevados y saneados. Segundo, porque el tejido laboral y productivo de esta ciudad está desarmado y en muchos casos a huido, y ahí están los datos continuos de descenso de población, especialmente los segmentos de 20 a 40 años, y con una mayor formación. Y, tercero, porque políticamente la Junta del Psoe está utilizando el Plan de empleo para desgastar al PP de Talavera, con la inestimable colaboración del Psoe local. Y las hostias, como siempre, se las lleva la gente, la misma a la que dentro de cuatro días estarán pidiendo el voto, aireando por ejemplo el cadáver insepulto e incorrupto del AVE, que manda narices. Pero la realidad es tozuda, y Talavera no se merece unos gestores que permitan que se nos siga tratando de esta manera. O sí.
Un plan de empleo serio para Talavera requiere muchas cosas. Pero entre ellas no están la desfachatez de quienes lo utilizan para sacar rédito político. Con el paro en Talavera no se puede -no se debería- jugar. A ver si lo entienden de una vez los políticos de medio pelo que se echan en cara lo mal que los de enfrente están haciendo las cosas. Es una vergüenza. Si la Junta quiere hacer su trabajo, que Page traiga los cientos de millones prometidos, con proyectos que emanen de aquí y para gente de aquí. El empleo no se inventa, sí responde a una planificación y a un desarrollo regional para los que desde los primeros tiempos de Bono, pasando por Barreda, Cospedal y ahora los novísimos de Page, Talavera de la Reina sigue sin existir. No nos valen las mismas medicinas que para el resto de la región, porque el resultado es que somos un agujero negro a cien kilómetros del polo económico de la España. Eso no es una casualidad, sino una causalidad de las mismas políticas que nos quiere aplicar ahora el Psoe, con el silencio y aquiescencia del PP, porque quien manda manda, y el resto a obedecer.
Esto es Talavera de la Reina, año 2016, la cuarta ciudad de España en porcentaje de paro, la última en muchos indicadores de desarrollo, la misma que tiene que hacer encaje de bolillos con un presupuesto más que limitado; olvidada en su balsa de piedra navegando en una región, en un tiempo, que vuelve a no ser el suyo. Y, mientras, que si son galgos o podencos, pagando con nuestros impuestos la miniampliación de Torrehierro, o el miniplan de empleo de Page. Y los palmeros de turno a lo suyo, a pasar la mano por el lomo a los suyos, y a ladrar a los de enfrente. Y Talavera y los talaveranos, también a lo suyo. Y así vamos. Y nos va. Y nos irá.
