Frenar el deterioro del edificio, del que hace años que dan fe desprendimientos y visibles grietas, para recuperar su uso religioso al tiempo que se exploran otros caminos como el turístico y el cultural son los objetivos con los que la Fundación Jacinto Aguirre de Talavera ha decidido embarcarse en la ambiciosa empresa de rehabilitar la antigua iglesia de Santa Catalina, conocida popularmente también como San Prudencio.
Cerrada al culto desde hace décadas, la capilla mayor datada en el siglo XVI y que un día perteneciera al floreciente y ya desaparecido Convento de los Jerónimos ha sido escenario de la presentación del proyecto elaborado por Urtiaga Gurumeta Arquitectos.
Flanqueado por los patronos de la Fundación, es decir, los respectivos párrocos de la Colegial y Santiago, Daniel León y Francisco Marrupe, y el alcalde de Talavera, Jaime Ramos, Manuel Urtiaga desgranaba este miércoles las líneas maestras de una iniciativa que pretende responder “al clamor popular de los talaveranos que se preguntan qué pasa con San Prudencio, una de las maravillas de la ciudad”, justificaba Daniel León.
1,5 millones de presupuesto inicial
Presupuestado inicialmente en 1,5 millones de euros, en la elaboración del primer proyecto de actuación ha tomado parte un equipo multidisciplinar formado por arquitectos, arqueológos, historiadores e ingenieros de caminos y de minas.
La Fundación Aguirre no cuenta con los fondos necesarios para llevar a cabo estos trabajos, por lo que tanto Daniel León como Jaime Ramos y el propio Urtiaga han apelado a la colaboración de todas las administraciones y también entidades privadas para conseguir los fondos necesarios.
En un mes y medio habrá licencia municipal
En todo caso, en su condición de alcalde, además de patrono, Ramos avanzaba que en un mes y medio el Ayuntamiento concederá la licencia que permitirá emprender las actuaciones previas y una vez se culmine el proyecto definitivo de las obras y se definan exactamente los nuevos usos de San Prudencio se procederá a solicitar la participación de Gobierno Central, Junta de Comunidades y Diputación de Toledo.
Respecto al coste, Manuel Urtiaga ya avisa de que presumiblemente la cifra inicial se verá incrementada dada la complejidad de los trabajos a acometer y las características de un inmueble desconocido para muchos talaveranos, especialmente, los más jóvenes, pero que es uno de las siluetas más características del perfil urbano de Talavera y que en su interior guarda joyas como la escalera volada de piedra que asciende hasta el coro desafiando la gravedad.
Según detalla Urtiaga, artífice también de la rehabilitación del antiguo colegio de San Prudencio como sede de la extinta CCM, este proyecto contempla distintos bloques de actuaciones en una superficie de 1.900 metros, siendo prioritario “salvar el edificio estructuralmente” dadas sus patologías, con peligrosas fisuras en muros, arcos y cúpulas.
De este modo, los estudios previos, todavía en curso, incluyen los trabajos arqueológicos y el análisis de las características del suelo y el subsuelo.
Luego se abordarán las actuaciones interiores y la consolidación del exterior, así como de las galerías o pasadizos, además de los trabajos complementarios, destinados especialmente a “salvar el campanario y sus tres campanas” y dotar al edificio de instalaciones necesarias para sus futuros usos, como los aseos y el sistema de climatización.
En definitiva, se trata de acondicionar el edificio para que pueda volver a cumplir su primitiva función religiosa y al mismo tiempo convertir el mismo en foco cultural e incluso gran auditorio dadas sus características acústicas. Incluso, desde la Fundación Aguirre se ofrece San Prudencio como punto de interés turístico no sólo por su monumentalidad, sino también aprovechando el entorno en el que está situado, al ofrecer una privilegiada panorámica de las riberas del Tajo desde la atalaya conocida como ‘El Balcón de la reina’.