Es Talavera un lugar sin ley hasta el punto que el Excelentísimo Ayuntamiento tiene por costumbre saltarse sus propias normas. Así son las cosas.
Puede que la falsa anarquía, porque ya se sabe que la verdadera anarquía es el orden perfecto; decía que lo del manga por hombro y el hacer cada uno su santa voluntad pudo empezar el día en que alguna corporación municipal tuvo la impresionante pero perniciosa idea de ahorrarse las perrillas que costaban las patrullas de municipales vigilando por la calle, economizar los dineros de los guardas del Prado, salir con el engañabobos de las cámaras y en fin, ponerse estupendos en el plan de “como somos muy demócratas y muy liberales y estamos muy educaditos, nos podemos ahorrar el sueldo de los vigilantes porque en Talavera el comportamiento de la gente es tan ejemplar que no hay nada que vigilar. Sí, sí. Se fiaron de la Virgen, no corrieron y así estamos. Y lo que te rondaré morena.
Yo también creía en el poder de la cultura, pero la realidad me dio lecciones duras; para que la gente se comporte con el civismo y la educación de los suecos, para tener su respeto y acatamiento a las normas públicas hay que ser sueco o estar muy, muy, muy bien educado y amigo, la formación y el respeto a los demás son aquí y ahora como un perro verde: raras e inverosímiles.
Recientemente les dio a ciertos adolescentes por instalarse en el lugar más céntrico de Talavera, en la avenida de Toledo con bicicletas, patines, radiocasetes y tablas de skate para hacer allí sus brincos rompesuelos, malabares y esprints tan veloces como si se jugaran una etapa del Tour. Un peligro, una pesadez, una molestia y no pasa nada, les apetece dar el coñazo y allí están todas las tardes brincando con sus aparatos o sentados en los escaparates. Hay en las calles de Talavera un circuito para la circulación de bicicletas, que seguro que costó un riñón, pero tiene la particularidad de que es la vía más segura para caminar ya que es rarísima la bici que va por ella, los vehículos de dos ruedas circulan por aceras, parques, y cualquier lugar imaginable excepto por donde deben.
Talavera y yo somos así, señora.
