jueves, 18 abril 2024
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La dignidad de Joselito “El Gallo”

“…los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo“

Federico García Lorca

 

“Alza, toro de España: levántate, despierta.
Despiértate del todo, toro de negra espuma,
que respiras la luz y rezumas la sombra,
y concentras los mares bajo tu piel cerrada.

Despiértate”.

Miguel Hernández

 

“De sombra, sol y muerte, volandera
grana zumbando, el ruedo gira herido
por un clarín de sangre azul torera.

Abanicos de aplausos, en bandadas,
descienden, giradores, del tendido,
la ronda a coronar de los espadas”.

Rafael Alberti

 

“Es la noble cabeza negra pena,
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.
En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada
para tronar volando por la arena.
Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:
es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida”.


Rafael Morales

 

“Cita de frente, de ley; se encoge el corazón y esculpe el alma la sintonía del puro arte. Es un milagro, sólo un instante. Armonía de la sincronización, razón de poder, señorío de templar, potestad de mandar y finura al parar. Gallardía de cintura que se gira, brazo vigoroso, muleta de mano zurda que embarca, muñeca que rubrica, pies de bailarina inquebrantables, armonía de cuerpo que se ciñe y embragueta. Lucidez, estética infinita, opera en el albero, arte del grande, sentimiento hondo y emoción

 

¿Qué será, que cuando sientes el puyazo en tus entrañas

y te surca la sangre a la pezuña,

te empleas impetuoso en la pelea

sin señal de huida ni de entrega?

¿Serán la casta y la bravura?

 

Enigma de animal indómito,

misterio de raza inconcebible,

colosal fiereza irrepetible,

impenetrable, arrollador e insólito.

 

¿Serán la casta y la bravura?,

¿será el misterio de tu raza misteriosa y escondida?,

¡toro!,

alma de gladiador inconcebible,

encierras en tu secreto de locura,

la dignidad, la pureza y la cordura.

 

¿Qué será, que en los rehiletes que avivan tu expresión,

te expresas con gesto y gallardía,

cuando sientes su acerado arpón?,

¿Serán la casta y la bravura?”.

Felipe Medina

 

 

José Gómez Ortega o como es más conocido, Joselito “El Gallo”, resultó mortalmente cogido en la plaza de toros de Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920. Desaparecía así, una de las mayores glorias del toreo de todos los tiempos. Pero de ello, se han escrito ríos de tinta por ilustres y acreditadas plumas de todas las épocas.

En este mi modesto ejercicio literal, no pretendo ahondar en la biografía del excepcional torero de Gelves, pero si en la infinita dimensión humana que, a través de su actuación dentro y fuera de los ruedos, este astro dejó patente y que al día de hoy, resulta un asombroso contraste con la patética actuación de los políticos catalanes, frontalmente en contra de la tauromaquía.

En tiempos de “Gallito”, la tauromaquía, cuya esencia había partido del pueblo, estaba reservada sin embargo, a la realeza, burguesía y aristocracía. Con la llegada de José Gómez “Gallito”, el mundo del toro sufrió una enorme revolución que también repercutía en el ámbito de lo social e incluso en lo político. Sus dotes lidiadoras, su carisma artístico y su dominio ante todos los toros y suertes hacían de “Gallito” un héroe a quienes todos querían ver torear.

“Gallito”, fue adquiriendo poder en todos los ámbitos del mundo taurino y percatándose de su gloria y la necesidad del pueblo de verle torear, comenzó a realizar una campaña para construir grandes cosos taurinos que dieran cabida a la gran demanda existente y así, el espectáculo taurino pasase a las fidedignas manos de pueblo, a quien una veces el clero y otras la realeza, burguesía o aristocracía, habían pretendido arrebatar.

“Gallito” se enfrentó a los poderes fácticos de entonces y desde sus atributos como ídolo de multitudes promovió los grandes cosos taurinos que hoy existen. Sin embargo, las paradojas de la vida hacen que, al día de hoy, vuelva a ser un cierto sector fáctico de baja calaña el que pretende arrebatar al pueblo por lo que el “sabio” de Gelves luchó desde la infinita bondad y dignidad de un hombre y artista cuya grandeza humana y dimensión artística, jamás serán suficientemente reconocidas ni agradecidas.

Concretamente la barcelonesa plaza de toros de Las Arenas, inaugurada el 29 de junio de 1900 ha sido testigo de relevantes acontecimientos taurinos y vicisitudes históricas al margen del toreo. Durante la guerra civil española se convirtió en cuartel del ejército republicano. De su pasado glorioso la tauromaquia catalana guarda el mejor de los recuerdos con los inolvidables paseíllos de dos de los más grandes de la historia, “Gallito” y Belmonte, allá por la segunda década del siglo XX. Mucho después, grandes toreros catalanes como Mario Cabré o Joaquín Bernadó, practicaban una tauromaquía inolvidable.

Por los alberos de las plazas de Barcelona, Tarragona, Lleida  o Girona y por todos y cada uno de los pueblos de las cuatro provincias catalanas, ha corrido siempre la emoción, entusiasmo y el clamor de las tardes inolvidables que han protagonizado el arte fraguado por las figuras de todos los tiempos.

Sin embargo, ahora, un puñado de patéticos políticos catalanes separatistas, pretenden exterminar la tauromaquía de tierras españolas de cataluña por meros y mezquinos intereses políticos. Y tal como hicieron en su momento la realeza, el clero, la burguesía o la aristocracia, arrebatar al pueblo lo que en su justa medida le corresponde y por lo que lucho con su propia vida y a través de una absoluta y ejemplar dignidad el genial e inolvidable sevillano Joselito “El Gallo”.

“…los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo“, dijo Federico García Lorca. De hecho, los toros, son fuente constante de inspiración de todas las artes plásticas, como inmortalizaron con genialidad Goya o Picasso. De la tauromaquia ha salido uno de los más extensos y hermosos legados literarios.

La tauromaquia es cultura en el más extenso sentido de la expresión, muy lejos de la violencia, envilecimiento y degradación que en tantas ocasiones y en muchas de sus facetas genera el fútbol. La  tauromaquia es pureza, inspiración y arte, muy al contrario de las conspiradoras, perturbadas y detestables ideas separatistas de los políticos catalanes que pretenden indecentemente abolir la tauromaquia.

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