Ya advertí aquí, hace ya algunas lunas, que no era nada bueno para su futuro político que el alcalde de esta Talavera de nuestros pecados, Jaime Alberto Ramos, se pusiese al frente del movimiento reivindicativo que se ha creado en la ciudad. Él, en aquella reunión que se desarrolló en El Salvador, dijo que quería liderar la reivindicación, después, ha asistido a las concentraciones realizada por la Mesa por la Recuperación.
Es más, la portavoz del Gobierno municipal, María Rodríguez, dijo en las vísperas del 21-A que allí estarían los integrantes del Ejecutivo como concejales o como talaveranos. Y fue aquí, en plena plaza del Pan el pasado sábado, cuando Ramos escuchó como desde el seno del acto reivindicativo le dedicaron pitos y se le achacó falta de liderazgo.
Unos pitos y unas quejas que llegaron hasta desde un sector que hasta hace pocos meses estaba en sintonía con el alcalde. Es más, uno de los representantes de Fepemta como Pedro Durán, integrante de la Mesa por la Recuperación, vertió estas críticas ante los micrófonos de los periodistas desplazados para cubrir el evento. Una señal más de que el tiempo al frente de la corporación parece que se acaba para Ramos.
También en la concentración –como se aprecia en la imagen que se reproduce en este artículo y ha circulado por Facebook- se puso de manifiesto por algunos de los que presentes la “ineficacia” e “inacción” del alcalde y se solicitó su dimisión. Y es que quizá de las cuatro administraciones a las que se pide que actúen para sacar de la crisis a la ciudad, el equipo de Gobierno local es el que ha salido más tocado tras la concentración.
Ramos –además de las quejas sobre su partido a nivel nacional, porque es el que gobierna- debe de aguantar ahora las censuras hacia su persona. Es el precio que está pagando por decidir, entonces, que no le hacía ascos a encabezar este movimiento.
La reivindicación se desinfla
Es muy difícil que un equipo no note la ausencia de uno de sus puntales y quizá en la Mesa por la Recuperación de Talavera se está echando en falta la presencia de Miguel Méndez. Y es que este médico defensor a ultranza de todo lo que tenga que ver con la Ciudad de la Cerámica y sus Antiguas Tierras siempre ha puesto el alma en todo sus luchas y parece que ya se deja notar que él no está en primera fila.
Lo cierto y verdad es que la reivindicación se desinfla. En la primera manifestación se contó con 40.000 personas y en la concentración del sábado, convocada en un lugar más cómodo y a mejor hora, únicamente se dieron cita 2.500. No es la mejor noticia para una organización que quiere exportar estos actos en Madrid y Toledo si no se tiene una respuesta positiva de las administraciones.
La división de Podemos
Cambiando de tercio y bajando aún más a la arena política, me voy a referir a una de las fuerzas de la izquierda que no oculta su división en la región. Se trata de Podemos, una formación política a las que las encuestas predicen que continuará con representación en las Cortes regionales; pero no deja de ofrecer titulares de prensa por el comportamiento de algunos de sus miembros.
Primero fue el asunto de Fernando Barredo, el líder de la corriente Imagina Podemos, que fue apartado del partido, y luego readmitido, por su oposición a ciertos comportamientos de José García Molina, el secretario regional de la formación morada. Y ahora es el propio Molina el que acusa a uno de los dos parlamentarios de Podemos, el alcarreño David Llorente, de plasmar en sus intervenciones las tesis de los anticapitalistas, familia a la que pertenece un Llorente que, además, ha sido acusado de machismo.
Unas sacudidas en Podemos que cristalizan al tiempo que se ha iniciado las conversaciones entre este partido e IU para llegar a un acuerdo y presentarse juntos en las próximas elecciones regionales. La secretaria de Organización de Podemos, María Díaz, ha apuntado que el acuerdo, aunque aún hay mucha tela que cortar, va por buen camino.
Es más, dice la Díaz que en los sitios en los que no haya entendimiento, habrá primarias para elegir el candidato. Un posible entendimiento, por cierto, sobre el que el propio García Molina ha echado un jarro de agua fría tras significar que por su parte volvería a entrar en el Gobierno regional de la mano del PSOE, algo que no ha gustado nada en un sector de IU. Se ve que aún algunas aristas obstaculizan la confluencia.
