En poco más de 24 horas el Kung Fú talaverano ha logrado dos medallas internacionales en dos citas europeas de tronío. Ambas protagonizadas por Juan Antonio Padilla: en Oslo, con un bronce en el Open Internacional, y en Londres, con una plata en el Campeonato del Mundo.
“Las medallas son un capricho del ser humano. Yo no lucho por ellas. Mi reto era y es llevar el cuerpo al límite peleando. Ser capaz de gestionar sufrimiento, agotamiento, frustración, dolor, ira, adrenalina…”, ha manifestado el luchador a AhoraCLM.
De la mano del maestro Eduardo Lurueña, Padilla ha logrado en el Crystal Palace londidense una medalla de plata en el Campeonato del Mundo de Kung Fú en la modalidad de combate (sanda), superando con creces su objetivo de “superación”, tras las palizas de vuelos, las pocas horas de descanso y una exigente competición, ya que antes de la lucha por las medallas en la capital inglesa “me encontraba muy dolorido de recibir golpes, sin poder mover el cuello bien y con la nariz anulada. Mi temor es que el agotamiento supere a la concentración”.
Sin embargo, logró una medalla de plata que plasma el trabajo en la sombra del día a día, una recompensa merecida y que nunca amarga forjada en un cúmulo de “sensaciones extremas que me servirán para mis retos de montaña”. “Quiero dar un mensaje: se puede hacer todo aquello por lo que sueñas y trabajas”.