Galería de Imágenes del concierto, pinchando aquí
Mario Vaquerizo volvió a triunfar en Talavera. Lo hizo en mayo pregonando las Ferias de San Isidro y lo ha vuelto a hacer en las Ferias de San Mateo conquistando un clamoroso éxito con su grupo, Nancys Rubias. Tendrá o tendrán detractores, se le o les podrá tildar de heterodoxos en materia musical o lo que se quiera, pero hacía tiempo que al final de un concierto no veía la Plaza de la Comarca con público en la arena hasta el final de la misma. No había apreturas, eso sí, pero el gentío se contaba por miles independientemente de que estuvieran por devoción, atraídos por la popularidad que le o les ha conferido la ‘caja tonta’ o simplemente por poder criticar luego en las redes sociales, el nuevo deporte nacional.
Los más de 62.000 euros que se han embolsado Fangoria y Nancys Rubias, Mario Vaquerizo y Alaska, no parecen tanto cuando en ambos conciertos y en el pregón han sido miles de talaveranos, comarcanos y visitantes los que han pasado unas horas de diversión y entretenimiento, han aplaudido a rabiar, dando su aprobación a la propuesta del equipo de Gobierno, en general, y de José Luis Muelas, como responsable de Festejos, en particular. El éxito indica que han acertado. Otros con menos cachés a lo mejor no pueden rentabilizar tanto el suyo.
En cuanto al concierto en sí, asistimos a una exhibición de entrega sobre el escenario de Mario, auténtico alma máter de Nancys Rubias. Su histrionismo, amaneramiento, poses y ese constante moverse de aquí para allá supusieron un derroche físico intenso e inmenso. No escatimó esfuerzos y como se suele decir lo dio todo, se vació.
Medio concierto lo hizo con una camiseta ajustada y casi transparente, otro medio sin ella y un tercio remojado en cerveza, esa que no se le cae de la mano salvo intencionadamente cuando se la echa por por encima de la cabeza ante el clamor popular.
En más de una ocasión agradeció su presencia nuevamente en Talavera y terminó alentado a la masa a vivir y disfrutar de estas Ferias de San Mateo 2017. Muy comprometido, muy en su papel.
En definitiva, fue Mario en estado puro, en el escenario y fuera de él, ya que pudimos comprobar que es un tipo sui géneris, con una apariencia ‘extraña’ que forma parte de su look vanguardista y diferencial, de su indefinición, pero que bajo esa ‘máscara’ no puede esconder que es divertido, agradecido, cariñoso, accesible, inteligente, muy profesional y creo que por encima de todo buena gente, con sus cosas, pero muy buena gente.
