La plaza de toros de La Caprichosa de Talavera ya no está arrendada a la última concesionaria para su explotación, la empresa Arena Proyectos CB, cuyo gerente Evaristo Olcina ha confirmado a ABC que el contrato finalizó a finales del pasado año.
Por ello, en las hijas del fallecido empresario taurino Felicísimo Tejedor, propietarias por herencia del coso talaverano, recae cualquier evento que pueda celebrarse en el mismo, y no parece que vayan a ser eventos taurinos lo que puedan llevarse a cabo a lo largo del presente año, como atisbaban hace unas fechas los responsables de la Asociación Cultural taurina ‘Joselito el Gallo’.
Olcina, hijo de una de las propietarias, generó un cisma en el mundo de la tauromaquia de la comarca de Talavera al dejar huérfana de toros la feria de San Mateo de 2016 al no encontrar viabilidad económica a la hora de traer un cartel, puesto que organizar una corrida es caro, la afluencia de público es escasa y la subvención municipal limitada. En este sentido, el Gobierno Municipal del PP ya avisó a su llegada que la subvención de 60.000 euros anuales que otrora se venía dando se iba a reducir y que no iba a concederla a fondo perdido, sino que iría en consonancia a la importancia y caché de los carteles que se trajeran. Cabe puntualizar que en los tres años que Arena Proyectos C.B. ha gestionado el coso talaverano la subvención recibida nunca ha superado los 40.000 euros, IVA incluido.
El Ayuntamiento en un intento de agradar a la afición ha intentado la compra de la plaza incluso su alquiler, pero en ambos casos ha encontrado la negativa por parte de la propiedad, en el primer porque exigía casi el doble de lo tasado por los técnicos de Urbanismo y en el segundo porque se han opuesto sin más.
Así pues, la histórica plaza de La Caprichosa, levantada en 1890 y otrora referente de la tauromaquia nacional, no verá festejos taurinos durante 2017 si no cambian mucho las cosas, por lo que sólo les cabe a los aficionados la esperanza de la organización de algún evento en terreno de titularidad privada y en una plaza portátil, como ya ocurriera el pasado mes de septiembre.