Las tradiciones hay que cumplirlas a costa de lo que sea y este año el agua, el barro y el frío no sido óbice. Más bien todo lo contrario porque se han convertido en compañeros inseparables de los cientos de peregrinos que han desafiado al desapacible día con el que ha amanecido Talavera para acudir a su encuentro anual con Santa Apolonia.
La festividad ha sido descafeinada puesto que todas las actividades que complementan a la caminata tuvieron que ser suspendidas y la confraternización y algarabía que se vive tras escuchar la misa tendrá que esperar al año que viene. Salvo la entrega de bastones de madera en la explanada como mandan los cánones de la jornada.
El alcalde de Talavera, Jaime Ramos, ha encabezado la romería y el oficio religioso de la ermita de la santa. Un santuario propiedad de la familia Caballero Ortega que todos los años pone a disposición de talaveranos y comarcanos este lugar de culto enclavado en el paraje conocido como los Pastos del Berrocal.
Cabe destacar la presencia a lo largo de toda la mañana de los efectivos de los cuerpos de la Policía Local y de Protección Civil de Talavera para facilitar la fluidez de la romería.