Mientras España comienza a desprender un olor brutal a elecciones y está a punto de finiquitar la legislatura más corta de la historia, se consuma el hecho de que Emiliano García-Page se ha convertido en el único presidente de comunidad autónoma española que no ha sido recibido por Mariano Rajoy. Da la impresión que el primer ministro nacional no quiere ni ver al hombre que arrebató la Presidencia de Castilla-La Mancha a su mano derecha.
De hecho, varias televisiones han recogido una imagen curiosa. Se grab ó cuando Rajoy entraba en el Congreso para debatir la fallida investidura de Pedro Sánchez. En la puerta, con dirigentes socialistas, se encontraba García-Page y éste miró al presidente en funciones como buscando un saludo, pero Rajoy hizo caso omiso, algo parecido a lo que, días antes, había hecho con Pedro Sánchez. Las cámaras recogieron esta descortesía del presidente, pero muy pocos se dieron cuenta del detalle. Quizá porque estaban inmersos en la batalla política nacional.
Dicha descortesía no tendría mucha importancia si únicamente fuera eso, pero es que supone mucho para esta región. El Gobierno central, algunos dicen que mecido por la mano de María Dolores de Cospedal, ha puesto muchos palos en las ruedas de la máquina del Ejecutivo regional para que éste último no funcione.
Pese a estar en funciones, autorizó otros trasvases, siguió alimentando la construcción del cementerio nuclear de Villar de Cañas, finiquitó Elcogás y ahora recurre la jornada de 35 horas de los empleados públicos y su edad de jubilación.
Además de la oposición regional, Emiliano García-Page se enfrenta a la del PP nacional. Parece una lucha desigual, pero afronta la batalla con esperanza. Tal vez porque espera que Cospedal deje de tener tanta influencia o en el PP o porque considera que el Gobierno de la nación dejará de estar presidido por Rajoy.
Page y su gabinete se mantienen firmen ante las andanadas lanzadas por el Gobierno central y están muy esperanzados en ganar la guerra, aunque hayan sucumbido en alguna batalla. Y continúan a las espera de que, aunque sea en el mes de junio, España disponga de un gobierno que se comporte con esta tierra de otro manera y más en línea con el Gobierno regional.
