Por tercer año consecutivo, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Espina ha llevado a cabo el traslado de la imagen del crucificado desde el Convento de las Madres Benitas hasta el Colegio Madre de la Esperanza, punto de partida el Miércoles Santo de la Procesión del Silencio, una de las citas más solemnes y sobrecogedoras del calendario procesional de Talavera.
La talla barroca de José de Zazo, posiblemente la de mayor valor artístico de la imaginería talaverana, dejaba la salvaguarda de las Madres Benitas para poner rumbo hacia el Puente Romano. Acompañado por numerosos cofrades y fieles devotos, el Cristo de la Espina alcanzó Madre de la Esperanza a hombros de sus cargadores y al paso marcado por el matraqueo de 10 matracas y una contra matraca, instrumentos tradicionales de la liturgia de Semana Santa cuyo uso ha sido recuperado por esta cofradía para hacer el silencio a su paso.